Poco tiene de tranquila Cara Delevingne (Londres, 1992). En apenas media hora de encuentro en el hotel Villa Magna de Madrid, la ubicua modelo británica explica su golpe de timón profesional a la actuación y vira de la euforia que la lleva a sacar la lengua en un selfie “for Bazaar Spain, which I love!” (la imagen que acompaña esta entrevista) a desmoronarse ante la confesión de que la moda nunca fue su devoción. De hecho, reconoce que, a día de hoy, es pronto incluso para saber lo que quiere. La comedia romántica (retorcida) Ciudades de papel supone su debut en el cine y Margo Roth, su primera protagonista, pero a Delevingne el papel que le quita el sueño por encima de las etiquetas que la asfxian en la prensa sigue siendo el de su propia vida. “¡Pon la grabadora y te cuento!”, exclama.

¿Por qué eligió un personaje como este para estrenarse como actriz?
No he sido yo, más bien Margo me eligió a mí. No hice demasiadas pruebas, solo las que me interesaban. El personaje me chifó porque, básicamente, es como me habría gustado ser a los 18 años, así que recrearme en esa fantasía era más un ejercicio personal que un trabajo.

¿Qué comparte con el personaje?
Ambas vivimos el momento sin pensar en el después, nos importa poco la opinión de los demás. Y quiero pensar que también comparto algo de su capacidad de liderazgo.

La película lanza un mensaje escapista con énfasis en la búsqueda de libertad. ¿Ha ocurrido lo mismo en sus anhelos profesionales?
No he sabido conformarme nunca. Con 15 años quería ser diferente a mis amigas y jugaba a saltarme las reglas. Si había un límite, lo cruzaba. Y a día de hoy sigo forzando la máquina hasta donde puedo, sí.

Ahora le espera una gira exhaustiva con Ciudades de papel y ha sido fichada para Escuadrón suicida (una de superhéroes y supervillanos, con Ben Affleck y Jared Leto). ¿Qué hay de la moda?
Nunca quise ser modelo, pero surgió y tuve la suerte de haber podido mantenerme como tal. A la moda le debo el éxito y no la desprecio, pero actuar me hace levantarme de un salto de la cama cada mañana.

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Imagen promocional de ’Ciudades de papel’.

Imagine que tiene carta blanca para elegir papel, compañeros de reparto y director. ¿Quiénes serían?
El papel sería la periodista estadounidense Gloria Steinem, me fascina todo lo que hizo por el feminismo. Trabajaría con Meryl Streep o Judi Dench y no me importaría que me dirigiera Angelina Jolie.

La última vez que crucé palabra con usted fue tras un desfle de Burberry, hace dos años. ¿Qué ha cambiado entre aquella muchacha y la que hoy se presenta como actriz?
Yo, radicalmente. Entonces estaba en la cresta de la ola y al mismo tiempo no tenía ni idea de lo que quería hacer con mi vida, pero actuaba como si estuviera de vuelta de todo, curioso. Ahora sé que no sé nada y me parece bien que así sea, he aprendido a trabajar duro cada día e intento sentirme orgullosa de mí misma.

¿Lo ha conseguido ya?
No... Estoy en ello.
Suena algo derrotista para alguien de 22 años.
Bueno, sigo sin saber quién soy. No tengo una aspiración vital y me he perdido muchas veces, pero cada vez que la he liado he aprendido algo más de mí misma... Supongo.

Ciudades de papel, la adaptación al cine de la novela homónina de John Green dirigida por Jake Schreier, se estrena en cines el 7 de agosto.