Mientras todas las miradas apuntaban a Emma Stone, como gran triunfadora de los Oscar, había otra mujer, muy cerca de ella, a punto de hacer historia. Viola Davis acudía a la 89ª edición de los Oscar, optando, por tercera vez, al Oscar a mejor actriz de reparto y nominada, por primera vez en la historia, junto a otras dos actrices negras en la misma categoría. Pero el hito estaba por llegar y, cuando finalmente Davis se hizo con el galardón, se convertía en la primera actriz negra en conseguir un Emmy, un Tony y un Oscar por la misma interpretación. Pero no solo eso, sino que con su nominación por Fences, se convertía en la actriz con más nominaciones de la historia de los Oscar.

¿Se puede batir algún récord más? Parece que sí; y es que podríamos nombrar su discurso como el más lacrimógeno de la historia.

"Gracias a la academia. Hay un lugar donde se reúnen las personas con mayor potencial. Un lugar llamado cementerio. La gente me pregunta constantemente, "¿Qué tipo de historias quieres contar, Viola?". Y yo digo, "historias que exhuman esos cuerpos". Que exhuman esas historias. Las historias de gente que soñó a lo grande y nunca vio esos sueños cumplidos. Gente que se enamoró y perdió. Yo conseguí ser artista y, gracias a Dios que lo hice, porque somos la única profesión que celebra lo que significa vivir la vida.

Así pues, esto es por August Wilson, que exhume y exalta a gente común. Y a Bron Pictures, Paramount, Macro, Todd Black, Molly Allen por estar detrás de una película que trata de personas. Y palabras. Y vida, perdón y suerte. Y ya Michael T. Williamson, Stephen McKinley Henderson, por ser los artistas más maravillosos con los que he trabajado.

Y, ¡Oh, capitán, mi capitán!, Denzel Washington. Gracias por poner a estos dos emblemas al mando del barco: August y Dios. Y a Dan y a Mary Alice Davis, que han sido y son el centro de mi universo, quienes me enseñaron lo bueno y lo malo, cómo fallar, cómo amar, cómo celebrar un premio y cómo perder.

A mis padres, estoy muy agradecida de que Dios los eligiera ellos para traerme a este mundo. A mis hermanas, a mi hermana Dolores, éramos mujeres blancas y ricas cuando jugábamos a las fiestas de té. Gracias por la imaginación. Y a mi marido y a mi hija. Mi corazón, tú y Genesis. Me enseñáis cada día cómo vivir, cómo amar, estoy feliz de que seáis lo que da sentido a mi vida.

Gracias a la academia. Gracias".

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