“En la vida hay cosas que existen, pero nuestros ojos no las pueden ver”, decía Lady Leño, en uno de sus tan importantes lemas durante el original Twin Peaks. Razón nunca le faltó. Pero lo que sí pueden ver nuestros ojos es al señor David Lynch haciendo lo que le da la gana, que es lo que mejor se le da hacer. Y qué gana. Tanto que en 1991 Laura Palmer ya se despidió del mundo, desde esa maldita habitación roja, contándonos todo lo que iba a pasar en la nueva temporada. Nacía el spoiler.

En esa misma habitación roja, donde lo dejamos hace poco más de 25 años, sigue atrapado el Agente Cooper. Entre doppelgängers que hablan hacia atrás, entre gigantes, entre unicornios, entre ramas de árbol parlantes y entre amenazantes estatuas de la Venus de Médici. Allí lleva todo este tiempo sentado en su butaca, con traje impecable y su taza de café. El Agente Cooper, ese Jordi Hurtado lynchiano, sólo podrá salir de allí si consigue intercambiarse por un malvado doble que anda suelto. Así es lo nuevo que plantea Twin Peaks, entre alguna que otra droga alucinógena. Como si fuera todo esto un cuadro de Dalí, en el que pasan cosas que no tienes por qué entender, pero que tanto surrealismo atrapa sin soltarte. Y ahora resulta que la propia Laura Palmer ya nos había avisado de todo.

Esta habitación de cortinas de terciopelo rojo, a lo que Lynch llama la Logia Negra, por tener tiene hasta un lenguaje de signos inventado, del que la Palmer lleva abusando durante casi tres décadas de tortura. “A veces se me doblan los brazos hacia atrás”, dice tan contenta durante el segundo capítulo del nuevo Twin Peaks. ¡Por fin la televisión vuelve a ser rara! Un nuevo bosque de nostalgia psicodélica que arde en llamas. “Soy el brazo y sueno así”, dice una rama de árbol que pasaba por allí.

Para entrar a esta Logia Negra lo único que hay que hacer es estar muerto, estar a punto palmarla o vivir en un estado permanente de miedo. Probablemente el mundo de hoy viva en una Logia Negra y no lo sabe. Una sala de espera del limbo entre dos mundos con idioma propio. Desde chasquidos de dedos como despedida a controles de dopaje. Laura Palmer dejó al mundo en vilo con un lenguaje no verbal sacado de la manga, como de Esperanza Gracia pronosticando la semana según el signo zodiacal de cada uno, y resulta que lo que estaba haciendo era avisarnos de todo lo que está pasando ahora. Así que si llevas media vida, literalmente, preguntándote sobre qué demonios hablaba Laura, o su doppelgänger, o lo que quiera Dios que fuera eso, aquí tienes algunas respuestas:

DEDO EN LA NARIZ

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Aunque Laura Palmer se podría estar refiriendo perfectamente a su alarmante consumo en exceso de cocaína, este gesto también puede significar la revelación de un secreto. O ambos. Un toque en la nariz se suele utilizar para indicar algo secreto que se está llevando a cabo.

También existe tan importante refrán español como “Me pica la nariz y eso significa movida”. Pertenece a una Dakota, que no era la del Norte ni la del Sur (no podemos asegurar que esto tenga algo que ver con que el Agente Cooper aparezca deambulando de repente por Dakota del Sur, el Estado), pero que podría presentar otra versión de los líos mentales de Laura Palmer. Esta Dakota en realidad era de Alicante y poseída andaba, no sabemos si por un doppelgänger (vocablo alemán que significa ‘doble’, casi siempre peligroso, haciendo honor a los picos gemelos del título), por las cámaras del caricaturesco Hermano mayor de Cuatro.

GUIÑO

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A ver, un guiño de ojos suele indicar en el mundo real un secreto compartido entre dos individuos. También sirve como forma sutil del cortejo y ya sabemos que el fuego caminaba con Laura en todo sitio que pisaba. Este guiño, en el universo lynchiano, puede significar que comparte con el Agente Cooper lo que sabe que está por venir. Se ve en los sueños que han tenido juntos y en posibles interacciones pasadas. En Twin Peaks todo lo es.

CHASQUIDO

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Como Laura te chasquee los dedos estás perdido para siempre. En el lenguaje internacional de símbolos, un chasquido significa ‘perro’. ¿Pero cómo se podría integrar ‘perro’ en la mitología de Twin Peaks? En Fuego camina conmigo –película de 1992 que sirvió como precuela de la serie– Laura le hace ese mismo gesto a sus dos amantes para que obedezcan todas sus ordenes sexuales como dóciles caninos. Y en esta nueva temporada, cuando el Agente Cooper consigue volver al mundo real lo hace de un modo peculiar y un tanto extraño. Es él, no cabe ninguna duda, pero su cuerpo y mente no funcionan. La escena del casino es realmente angustiosa, por lo que el hecho de que sus controles matrices respondan a los del instinto animal, el chasquido de un perro para indicarle el camino es clave. Laura, qué lista eres.

LA GRULLA

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“Te veré dentro de 25 años, mientras tanto, ¿la grulla?” ¿Qué quieres decir con esto, Laura? Vale, la grulla es un ave migratoria, pero es que eso también podría ser perfectamente un paso coreografiado del Voguing de los dance balls del Nueva York de los 80. Igual eso explica uno de los nuevos escenarios del Twin Peaks de 2017. Socorro.

En realidad, en el lenguaje de señas americano eso representa el símbolo del árbol. Y esa nueva rama parlante, como diosa suprema y encargada de informar al Agente Cooper sobre su necesidad de devolver al malvado doppelgänger a la Logia Negra, si quiere salir de ahí, tendría mucho más sentido.

En cambio, en el budismo tibetano, este gesto críptico quiere decir ‘No temas’. Una advertencia que en el universo lynchiano sólo puede significar todo lo contrario: el fuego está encendido y la leña arde.

¡Querida Laura Palmer, a ti te maldigo!