¡SORPRESA, DIVORCIO!
Todo estaba secretamente planeado. Todo estaba asombrosamente orquestado. La madrugada del 28 de junio de 2012 un correo electrónico llegaba a la bandeja de entrada del equipo de abogados de Tom Cruise: “Quiero el divorcio”. El envío procedía de una de las cuentas de la que hasta entonces había sido su fiel y resignada esposa, Katie Holmes. ¿La razón? Proteger a su hija Suri de las garras y manipulaciones de la Iglesia de la Cienciología.

Tan sólo un mes antes un piso había sido alquilado en el Upper East Side de Nueva York, con la excusa de obtener más privacidad y respiro de las hordas de paparazis hambrientos del circo mediático que Suri Cruise protagonizaba durante sus primeros años de vida. Hasta ahí todo bien si no fuera porque la verdadera razón era la mudanza definitiva de Katie. Todas sus pertenencias serían sacadas de la casa en común sin dar señales de abandono. Su correo electrónico, su número de teléfono móvil y sus asistentes serían eliminados de su vida por completo aprovechando que Tom Cruise tenía rodaje a miles de kilómetros. La comunicación con el equipo de abogados que gestionaba los trámites de divorcio se mantenía a través de un teléfono desechable, para no levantar sospechas. Si conocemos este dato tan revelador del caso es porque uno de esos asistentes despedidos de la noche a la mañana utilizó sus ganas de revancha hablando con Los Ángeles Times.

Nose, Mouth, Lip, Finger, Eye, Skin, Eyebrow, Jewellery, Eyelash, Audio equipment, pinterest
’’Sé lo que me estás contando, he pasado por lo mismo y te voy a ayudar’’.

Pero por encima de todo, lo que ese teléfono de usar y tirar escondía iba más allá de lo que puede aspirar un giro de guión en una película de sobremesa. Tan sólo una persona más conocía ese número, una persona que la ayudaría mano a mano a orquestar el plan. “Sé lo que me estás contando, he pasado por lo mismo y te voy a ayudar”, dijo un día una voz susurrante al otro lado del teléfono. Era Nicole Kidman, exmujer y exvíctima de Tom Cruise. Y vaya que si la ayudó.

Lo que tampoco nadie sabía es que entre Nicole Kidman y Katie Holmes existía una relación de amistad secreta desde 2006, año en el que los 'TomKat' se casaban en el castillo medieval de Odelcaschi (Roma). Katie Holmes tenía de repente un único héroe en la vida y no era Dawson Leery de Dawson Crece, aunque éste también resultara terminar siendo un hombre tan indeseable como insoportable.

Atrás ya quedaban los hipervitaminados saltos de Tom Cruise, en el sofá de Oprah, gritando que estaba enamorado. Desde la revista People aseguran que la noche anterior a presentar los papeles del divorcio Katie llamaría a Tom diciéndole lo mucho que lo amaba. Tom, desde Islandia, rodaba Oblivion en ese mismo momento, y en la desgana de su personaje realmente se puede ver cómo al pronunciar “Quita esa pantalla de croma de mi vista” lo que está pensando es “No entiendo nada, lo de la placenta era broma”.

¿’SEXY THRILLER’?
En Durmiendo con su enemigo la opción que Julia Roberts cree más inteligente para escapar de su verdugo es comprar una nueva peluca para pasar desapercibida después de fingir su propia muerte; en Perdida Rosamund Pike se hace la muerta para conseguir la atención mediática que una vez perdió; y Katie Holmes optaría por parecer la esposa perfecta mientras organizaba una huida en el más absoluto de los silencios y así conseguir un divorcio sin grandes sustos. Cada una es hija de su tiempo, pero esto resulta que no es un ‘sexy thriller’, es la vida real y uno de los capítulos más oscuros de la cultura de tabloide más reciente. “Katie Holmes, ¿casada o secuestrada?” fue la pregunta favorita del mundo durante seis años, cada vez que una nueva foto aparecía de la que una vez había sido una promesa de cine.

Hair, Lip, Cheek, Brown, Hairstyle, Skin, Chin, Forehead, Eyelash, Eyebrow, pinterest

ESTA HISTORIA ME SUENA
“Tom era un hombre feliz y llevaba una vida feliz. No sabe qué está pasando, está devastado y tiene el corazón roto”. Las declaraciones de un amigo cercano a la revista People se repetían a las de 2001, cuando la firma demandante en los papeles de divorcio correspondía al propio Cruise. Pero la historia del fin con Nicole Kidman era otra. Una ley del estado de Los Ángeles estipula que si un matrimonio se divorcia después de diez años de vida el marido está en la obligación de pagar una cuantiosa pensión mensual a su exmujer hasta que ésta vuelva a contraer matrimonio. Tom y su equipo de abogados, expertos en estos menesteres, decidirían el divorcio tan sólo una semana antes de cumplir el plazo. Por correo. Y Nicole se terminaría quedando sin paga mensual y sin hijos cuando éstos decidirían, a última hora, quedarse con su padre. Ahora, si Nicole quería colaborar ya sabía paso a paso lo que tenía que hacer.

¿QUÉ PASA DESPUÉS DEL DIVORCIO DE UNA ESTRELLA DE CINE?
El por qué Nicole no se opuso ni luchó por la custodia sus hijos aún sigue siendo una incógnita 15 años después, pero lo que deja entrever el interesante documental de HBO Going Clear, sobre la Iglesia de la Cienciología, es un curioso pacto económico de confidencialidad al que se llegó con el equipo de abogados de Kidman. Explotaría en 2002, en la edición estadounidense de Vanity Fair: “Me duele todo lo que se está comentando sobre mí, no puedo contar lo que de verdad siento, así que me paso los días tumbada en el suelo y llorando en posición fetal”.

Katie podría haber pedido una contraseña Wifi y repasar las millones de publicaciones sobre el caso para no cometer los mismos errores, pero optó por una vía más inteligente: llamar a la protagonista del asunto. Y gracias a un extremo acuerdo de confidencialidad organizado entre abogados y la sede central de la Cienciología, una conseguiría la custodia completa de su hija, intentar sobrevivir en un Hollywood que ya la había desechado, una casa en California y 12 millones de dólares (tres por cada año de matrimonio); y otra se quedaría sin hijos adoptivos, con 85 millones de dólares y pasaría a ser, durante los tres años siguientes, la mayor estrella del planeta.

Con todo esto, lo que Nicole y Katie hicieron inconscientemente fue dar una lección al mundo. Ya lo dijeron Thelma y Louise, pero también lo dijeron ellas. La unión siempre hace la fuerza y, desde aquella fatídica noche del verano de 2012, “Gracias, Nicole” es lo que Katie Holmes repite todos los días antes de acostarse.