Cuando recibió el encargo de la Universidad de Oxford de explorar la Primera Guerra Mundial, un siglo después de su desenlace, la fotógrafa Chloe Dewe Mathews (Londres, 1982) solo podía pensar en si sería capaz de arrojar nueva luz sobre uno de los capítulos más estudiados, documentados y manidos de la Historia. Por su suerte, en su búsqueda dio con el museo In Flanders Fields, en la región famenca de Bélgica, dedicado a los fusilamientos que tuvieron lugar en la contienda, lejos de las batallas y los números que suelen ocupar los libros de texto. “Aquella visita me hizo pensar en los grandes olvidados de la guerra, esos soldados que fueron condenados y ejecutados por negarse a combatir, y de los que poco o nada se ha hablado en estos 100 años”, cuenta a Harper’s Bazaar. El resultado de tal refexión, Shot at Dawn (Disparado al amanecer) es una serie fotográfca en la que retrata con precisión minuciosa los escenarios donde fueron fusilados casi un centenar de reclutas.

Durante 12 meses y seis visitas a puntos recónditos entre Gran Bretaña y la frontera occidental entre Bélgica y Francia, Mathews se topó con los sombríos paisajes que han dado lugar a un relato de 23 imágenes que cuentan los últimos momentos de 74 soldados ejecutados en los cuatro años que duró la Gran Guerra. Muchos de ellos, asegura la fotógrafa londinense, dueños de historias estremecedoras, como James Crozier, fusilado en febrero de 1916: “Tenía 16 años cuando se alistó en el ejército contra la voluntad de su madre, a fnales de 1914, pero el general que apuntó su afliación le prometió a la mujer que se encargaría personalmente de que al joven no le pasara nada. Luchó en la batalla de Somme, pero, meses después, fue encontrado deambulando confundido a kilómetros del frente. El médico no observó anomalías y le advirtió de que sería condenado por cobardía si se negaba a luchar. Días después, el mismo general que había jurado lealtad a su madre ordenaba su muerte”.

Tomadas en la misma época del año y a la hora exacta en que sucedieron los hechos (casi siempre al amanecer), las instantáneas de Dewe Mathews evocan a través de un paisaje en penumbra la desolación de los relatos que guardan, siguiendo la estela de sus admirados Richard Long o el fotógrafo estadounidense William Eggleston. Aunque ya está preparando una nueva serie sobre la herencia arqueológica del Támesis, asegura que su periplo por la tierra batida de la guerra ha cambiado la óptica de su obra: “No era consciente del poder expresivo que tiene la ausencia. Retratando estos espacios, mi intención es que los nombres de estos individuos no vuelvan a ser olvidados”.

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’Abattoir, Mazingarbe, Nord, en Pas-de-Calais, donde murieron 11 soldados entre 1916 y 1918. © Chloe Dewe Mathews
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Verbranden-Molen, West-Vlaanderen, localidad del noroeste belga donde se ejcutó a cuatro soldados el 15 de diciembre de 1914, pasadas las cinco de la tarde. © Chloe Dewe Mathews

La exposición Shot at Dawn puede visitarse del 23 de mayo al 16 de junio en Ivory Press (Comandante Zorita, 46. Madrid).