Hay que reconocer que por mucho que estemos en pleno S.XXI, en una sociedad donde cada vez están más avanzados los derechos y libertades de las personas, siempre existe algo o alguien que nos frena en nuestras opiniones, ideales o directamente en nuestra forma de ser. Unas veces es en el día a día por parte de nuestros seres más queridos, en el trabajo o con absolutos desconocidos. Las críticas de estos últimos pueden surgir a la cara o lo que es peor (porque resulta más cobarde) a través de las redes sociales. Y les ocurre a todas las personas, especialmente a las mujeres ya sean famosas o absolutamente anónimas.

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En los últimos meses hemos podido presenciar en una gran cantidad de cuentas de Instagram, Twitter o Facebook cómo personajes del panorama nacional han posteado fotografías por las que han recibido una gran cantidad de insultos, ofensas, consejos, comentarios despectivos e incluso amenazas. Las últimas en expeimientarlo a nivel nacional han sido Malena Costa y Ariadne Artiles, ambas por su físico vinculado al embarazo. La primera ha sido acusada de estar demasiado delgada pocas semanas después de haber dado a luz, mientras que la segunda es el centro de las críticas por seguir luciendo abdominales pese a estar embarazada.

Muchas veces no hace falta la censura de las propias redes para poner en duda si una fotografía es moral o inmoral, pues son los usuarios quienes ponen a debate estas cuestiones llegando a crear todo un revuelo alrededor de la imagen en cuestión.

Como Malena y Ariadne, la actriz española Melani Olivares (conocida por sus papeles en Aída, 7 Vidas o La embajada) también ha vivido en sus propias carnes lo que es ser juzgada tras subir una foto con su bebé en la que se le veía parte de su pezón derecho. Los primeros comentarios negativos no tardaron en llegar. "La foto muy bonita, un bebé precioso. Y lo de enseñar el pecho, creo que sobra"; "Ah, ¿pero hay un bebé en la foto? No se en qué estaría fijándome"; o "¿Para eso era necesario enseñar una teta?", son algunos de las observaciones de los usuarios que se pueden leer en la publicación. Al final, la actriz acabó respondiendo aconsejando a todo el mundo "abrir la mente".

Desgraciadamente ella no ha sido la única en recibir comentarios de este tipo. Marta Hazas incendió las redes al postear en Instagram una foto desnuda para celebrar sus más de 400.000 seguidores y en la que tuvo que sorportar vegaciones y críticas tanto de hombres como de mujeres. La parte que más sorprendió a la actriz de Velvet, fue el gran número de mujeres que insinuaron que era una "fresca" por posar de esa manera.

Pero no hace falta enseñar una parte íntima del cuerpo femenino para ser cuestionada en la red. Sino, que se lo digan a Tania Llasera que ha visto (desde que naciera su primer hijo en enero de 2016) cómo la gente ha practicado body-shaming a su costa en relación a su aumento de peso durante y después del embarazo, y además han puesto en duda su papel de buena madre en cuestiones relativas a la limpieza de su casa, dar el pecho a su hijo, etc. Hechos que solo le incumben a ella y a nadie más.

¿Es todo esto necesario? ¿Por qué actuamos de esta manera ante algo que debería ser considerado como algo normal? ¿Qué se esconde detrás de estas críticas desde el punto de vista psicológico y profesional? Para encontrar respuesta a estas preguntas hemos hablado con las responsables y codirectoras del centro de Terapia Viva, Ana María Blasco, Aida Alberdi y Eva Fotcuberta.

"Lo que es considerado natural en la vida real como: una casa desordenada, coger unos kilos antes y/o después del parto o nadar en topless en la piscina; en una red social puede ser entendido como algo excepcional, raro, incómodo o criticable. Si accedes a un público masivo a través de un perfil de Instagram por ejemplo, puede que algunos consideren natural lo que tu consideras natural y otros no. Es normal que ante un elevado número de personas, haya seguidores y detractores. Las redes sociales son la puerta que da acceso a la vida del personaje público, esto facilita la naturalización del derecho a opinar por parte de los seguidores", opinan desde este centro psicológico.

Además hay que tener en cuenta que parece que en los últimos años y a raíz de la inmersión de las personas en el mundo digital, la palabra hater se ha ido haciendo cada vez más grande. "Está de moda ser hater (detractor). Y los famosos, bloggers y demás personajes públicos valoran tanto sus likes como sus dislikes", indican las codirectoras de Terapia Viva. La facilidad que tienen los usuarios para comentar sin ningún tapujo las fotografías de personas que no conocen y además utilizar palabras despectivas u opiniones negativas se debe "a la distancia virtual que hay entre un perfil público y un usuario de la red, pues merma la capacidad del censor de empatizar con quien tiene al otro lado, e impulsa acciones como las de volcar sus pensamientos, valores o frustraciones sobre el perfil. La posibilidad de actuar en masa, en un bloque de opiniones y ver que hay otros que piensan igual, facilita la impunidad y el anonimato ante estos actos. Además, animan al siguiente y al siguiente, avivando la llama de las críticas".

Muchas de estas celebrities afirman que son las propias mujeres las que más comentan de forma negativa en la red, pero en parte esto también se debe a que la mayoría de personas que siguen a estas actrices, cantantes o presentadoras forman parte del sector femenino y no del masculino. Por lo tanto, a pesar de que no haya cifras que evidencien que sean las mujeres las que más juzgan a otras mujeres, sí es verdadque debido al número de seguidores existe un público femenino mayor en el que además las mujeres se dan el permiso tácito de criticarlas por el simple hecho de ser mujeres. Y eso no es para nada justo.

Según indican desde Terapia Viva, "desde el punto de vista psicológico, cuando intentamos entender al individuo que critica, se puede observar que existe una crítica funcional y otra no funcional. En la crítica funcional, la persona puede estar intentando justificar una actitud personal que va en contra de la que está mostrando el personaje, proteger a alguien vulnerable de lo mostrado en las redes, defender alguno de sus valores o principios, corregir una situación o dar una opinión constructiva. Cuando la crítica no es tan funcional, pueden estar entrando en juego mecanismos proyectivos.Éstos se dan cuando ponemos o atribuimos a la otra persona nuestros propios defectos, carencias, deseos o partes rechazas, porque nos resultan inaceptables".

En cualquier caso e independientemente de los sentimientos internos que nos motiven a criticar a una persona ya sea en la vida real o a través de las redes sociales, uno se debe parar y pensar si estamos consiguiendo algo productivo de un simple comentario que no sea otra cosa que dañar a la persona que esté al otro lado. ¿De verdad nos merece la pena? Y lo que es aún más importante, pongámonos en el lugar de todas ellas para comprobar si nos gustaría que nos hablasen así o nos criticasen de ese modo. Seguro que no.

Por lo tanto, la próxima vez que quieras dar tu opinión de forma despectiva, negativa e hiriente mejor que te pienses dos veces lo que vayas a decir y así será todo mucho más fácil. Y lo puedes extrapolar a cualquier ámbito de tu vida.