Cher, Will & Grace (2000)
“Get a life”. En su cameo en Will & Grace, Cher no sólo le escribía el guión a Isabel Pantoja en sus altercados con la prensa, sino que las bromas de Ellen DeGeneres con Liza Minelli, en la gala de los Oscar de 2014, no eran tan originales como parecían. No pasa nada porque Cher esté en horas bajas, su legado al mundo ya quedaba patente en este cameo del 2000 en la serie más gay-friendly de la televisión. Volvería dos años más tarde convertida en Dios anticipándose otra vez a la historia –el Como Dios de Jim Carrey es de 2003–, a lo que Jack McFarland le respondería entre sueños: “Oh, mi Cher, eres Dios. Ahora todo tiene sentido”. Y tanto.

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Britney Spears, Sabrina, cosas de brujas (1999)
“You drive me crazy”. Cuando en 1999, Jive Records –ahora parte de Sony Music– puso el contrato del primer disco de Britney Spears encima de la mesa, éste incluía ir de la mano de Melissa Joan Hart en su lanzamiento frustrado al cine con Drive Me Crazy. Traducida en España inconsciente, pero acertadamente, como La chica de al lado porque de lado se quedó, Britney sobrevivió al marketing más peligroso de Hollywood con el que fue el tercer single de …Baby One More Time! Pero 11 años después, la jugada no le saldría tan bien cuando rechazó la colaboración con Lady Gaga en Telephone.

Winona Ryder, Friends (2001)
En El del gran beso de Rachel de 2001, Winona Ryder –pre Free Winona– aparecía en Friends en forma de premonición. Su obsesión no correspondida y arrastrada desde la universidad por la Rachel Green de Jennifer Aniston la pagaría meses después desahogándose en el Saks Avenue de Beverly Hills. El resto es historia, pero probablemente y con todo el dolor del corazón de un ciudadano medio, este sea el último gran trabajo de Wino como actriz de la lista A de Hollywood –sin contar sus cinco minutos deprimentes en Cisne negro–. Y es que Woody Allen ya lanzó la bomba al mundo cuando aireó que sus productores ejecutivos le prohibían a Winona Ryder para Melinda y Melinda para asegurar así sus pertenencias. La doble moral de un mundo en peligro.

Catherine Deneuve, Nip/Tuck (2006)
El listón de cameos en el Nip/Tuck de Ryan Murphy es muy alto, pero si hay alguno que destaca por encima de todos, ya no sólo por su particular espaldarazo al sistema de Hollywood ante la escasez de papeles interesantes para actrices de habla no inglesa, sino por su estatus de historia viva del cine, es el de Catherine Deneuve. Murphy conseguía así lo aparentemente imposible y la eminencia, la Belle de Jour de Buñuel y la Repulsion de Polanski aparecía en la cuarta temporada de la serie que hizo atractivas las operaciones de cirugía estética con una mezcla entre Miami Vice y el Cronenberg de Inseparables.

Paris Hilton, O.C. (2004)
“No soy tonta, sólo me lo hago”. Paris Hilton, en pleno inicio de su etapa de escarceos como actriz, cantante y empresaria, dejaba claro a un estupefacto Seth Cohen en O.C., entre recomendaciones de Thomas Pynchon –probablemente Paris sea de las contadas mentes privilegiadas en el mundo que pueda sacar conclusiones claras del Inherent Vice de Paul Thomas Anderson, basado en una novela de Pynchon–, que la ex heredera del imperio hotelero era adicta a la noche de cara a la galería para madrugar con la cabeza fría a pensar la siguiente jugada maestra. Además, aquí ya dejaba claras sus dotes para la visión de futuro cuando sin previo aviso inventaba el selfie como el autógrafo del siglo XXI.

Scarlett Johansson, Entourage (2004)
Si por algo Entourage es la clave perfecta para conocer el verdadero backstage de una nueva estrella taquillera de Hollywood es por su total y absoluto realismo. La serie que lleva el juego del cine palomitero y las guerras entre estudios y agentes a niveles de adicción no sólo está basada en los primeros años en los que Mark Walhberg respondía a la llamada marketiana de Marky Mark, sino que producida por él mismo, los cameos del show business vienen y van más rápido que el reciclaje de estrellas forzadas y prefabricadas. Así, era Scarlett Johansson la que aparecía como broche de oro de la primera temporada que ya se había saldado con Jessica Alba, Leighton Meester antes de ser Leighton Meester o Ali Larter. Showtime!

Brad Pitt, Friends (2001)
Brad Pitt abría la puerta del archiconocido apartamento de Friends para celebrar, en 2001, su capítulo anual de Acción de Gracias con el reclamo principal de ver juntos en pantalla a los recién estrenados America’s Sweethearts –algo así como la pareja más querida de América–. La estrella invitada y presidente del club Odio a Rachel Green pedía respuestas a un bullying traumático delante de 24,4 millones de espectadores que asistieron a esta reunión de instituto. Reunión que no sólo acabaría perjudicada en la ficción, sino que causó protestas por parte de sectores conservadores por su tratamiento paródico de la intersexualidad como género.

Sarah Jessica Parker, Glee (2012)
“Let’s have a kiki”. Otra vez, Ryan Murphy sumando a su lista insaciable de cameos con forma de la estrella de turno más gay-friendly e idolatrada posible. El problema viene cuando esta táctica se convierte en una norma que termina por disparar de muerte a todas sus series hasta la fecha. No es el caso de Sarah Jessica Parker, que con un número estrella celebraba Acción de Gracias a ritmo de los Scissor Sisters y rescataba así una cuarta temporada que ya presagiaba un final esperado. “I wanna have a kiki”.

Will Smith, Blossom (1991)
“Con tu tío y con tu tía irás a Bel-Air”. Esta madre desesperada, que representa el cambio de siglo en su totalidad, ya predecía una década antes lo que pasaría, como toda buena madre. Nuevo siglo, nueva cara, porque hubo un tiempo en el que a Will Smith se le reían las gracias… hasta que se tomó en serio. De 1990 a 1996, El príncipe de Bel-Air campó a sus anchas y la gritos exagerados de Blossom –en este crossover de series noventeras para desayunar– no tienen por qué formar parte de su histeria habitual. Porque Blossom es el pueblo y todos tenemos derecho a rectificar.

Kristen Bell & Rachel Bilson, Gossip Girl (2012)
“Hey, Upper East Siders”, no hace falta ver las cuatro últimas temporadas de Gossip Girl para dar carpetazo con dignidad a la etapa marcada por este guilty pleasure. Así que, si alguna vez disfrutaste del “XOXO” que abría cada capítulo la voz de Kristen Bell, puedes ir directamente, y sin remordimientos, a por un final bastante decente y con mil guiños entre la metaficción surgida a partir de Inside, la novela que escribe el personaje de Dan Humphrey, sobre sus idas y venidas por el noreste de Manhattan, convirtiéndose así en una especie de álter ego de la autora real de las novelas, Cecily von Ziegesar. Además, con autoparodia incluida de Kristen Bell y Rachel Bilson como aspirantes a la adaptación de Hollywood. “You know you love me”.

Britney Spears, Médico de familia (1999)
No es que esto sea un club de fans de Britney Spears, pero es inconcebible cualquier top de cameos estrambóticos en televisión sin el de la ex princesa del pop en el Médico de familia de Emilio Aragón. Queda claro que, en 1999, Britney no sólo se zambullía en la promoción internacional de …Baby One More Time!, sino que, una vez más, se anticipaba a sus propias contradicciones vitales y laborales al ser infiel a su contrato de ocho millones de dólares con Pepsi en 2001. De todas maneras, el encuentro casual y una máquina expendedora de refrescos en el lugar de trabajo pone a Damon Lindelof contra la pared por sospechoso de basar una de las escenas clave del final de Perdidos en Médico de familia. Para que luego digan que el final de Perdidos es una basura.

Kim Kardashian, 2 Broke Girls (2014)
Y el último caso de cameo de boca abierta es el de Kim Kardashian –ya West– en la sitcom, 2 Broke Girls. La que dentro de 20 años se estudiará en las universidades como una de las precursoras de la ficción-realidad, el reality show que divide a la sociedad entre los que saben a ciencia cierta que está guionizado y los que prefieren creer que el algodón de azúcar es macrobiótico, dejaba 100 dólares de propina y se llevaba un cupcake con la promesa de que tuitearía sobre él, que es el boca-oreja de toda la vida adaptado al siglo XXI.