ACTUALIZACIÓN:

Y ganó.

"Esto representa más que un beso. Esto es para 'los otros'. Para los que no encajan".

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El terremoto provocado por Moonlight, aparatosa última ganadora del Oscar a Mejor Película, todavía sigue en pie de guerra por la visibilidad y los derechos LGTBI. ¿Su nueva y, aparentemente, última parada? Los adolescentes MTV Movie Awards.

Con boca abierta y manos en la cabeza sigue el patio de butacas del Kodak Theatre de Los Ángeles y, por ende, el mundo entero ante aquel despiporre de cambio de sobres con el nombre de la vencedora de tan desaliñada noche. La derrota a última hora de Brokeback Mountain en 2006 todavía retumbaba entre esas paredes, recalcando sólo uno de los graves problemas a los que la industria de Hollywood se ceñía. Por eso no sorprendía que la otra gran favorita de 2017, La La Land, se hubiera alzado con el escurridizo trofeo. Y es que, por muchos derechos que se consigan, no existirá jamás otro elemento a batir que las arcaicas mentalidades de la sociedad más cerrada.

Ahora, dejando atrás toda polémica porque fuera la damnificada en cuestión una revolución, siendo la primera película de amor homosexual en llevarse el premio gordo en toda su historia; o que Faye Dunaway huyera despavorida, dejando caído en el fregado a un asustado Warren Beatty con un sobre equivocado en la mano, son otros premios, dedicados única y exclusivamente al público adolescente, los que encienden otra vez la mecha de la bomba.

Y es que cuando parecía que los MTV Movie Awards –creados en 1992 por una industria con ansiedad por vender sus productos al público que más consume entretenimiento comercial– resultaban un eslabón más a batir, en esto de la discriminación y aceptación normalizada de las minorías, de repente y por sorpresa, tienen algo interesante que decir con uno de sus premios más, paradójicamente, ridículos: el de ‘Mejor beso’.

Es interesante con esto añadir el paralelismo con Totó, el niño de seis años que alucinado queda cuando presencia en pantalla grande un despliegue con los mejores besos de la historia del cine en Cinema Paradiso, película de 1988. Totó no echa en falta en ningún momento ningún beso protagonizado por personas homosexuales porque nadie le había dicho que eso existía. En caso contrario, su mente se plantearía una pregunta. La misma pregunta que no se ha planteado ningún menor en 2017, siendo precisamente esa la noticia: ya no resulta alarmante, entre el público adolescente, un beso homosexual en una película de corte dramático y serio, alejada de toda parodia, nominada entre besos heterosexuales. De repente, el mundo había cambiado. ¿O es que era la propia industria liderada por adultos la que no dejaba avanzar?

Ahora, y para dejar claro que nadie se está inventando nada, vamos a repasar cada uno de los besos LGTBI nominados en 25 años de existencia del premio en discordia. Quedaría de la siguiente manera:

1997: Gina Gershon y Jennifer Tilly por Lazos ardientes.
1998: Joey Lauren Adams y Carmen Llywelyn por Persiguiendo a Amy.
1998: Kevin Kline y Tom Selleck por In and Out.
1999: Neve Campbell y Denise Richards por Juegos salvajes.
2000: Sarah Michelle Gellar y Selma Blair por Crueles intenciones.
2000: Hilary Swank y Chloë Sevigny por Boy’s don’t cry.
2002: Jason Biggs y Sean William Scott por American Pie 2.
2002: Mia Kirshner y Beverly Polcyn por No es otra estúpida película americana.
2004: Carmen Electra y Amy Smart por Starsky y Hutch.
2004: Charlize Theron y Christina Ricci por Monster.
2005: Jennifer Garner y Natassia Malthe por Elektra.
2006: Jake Gyllenhaal y Heath Ledger por Brokeback Mountain.
2007: Will Ferrell y Saxha Baron Cohen por Pasado de vueltas.
2009: James Franco y Sean Penn por Milk.
2009: Paul Rudd y Thomas Lennon por Te quiero, tío.
2010: Kristen Stewart y Dakota Fanning por The Runaways.
2011: Natalie Portman y Mila Kunis por Cisne negro.
2014: Emma Roberts y Jennifer Aniston por Somos los Miller.
2014: Ashley Benson y Vanessa Hudgens por Spring Breakers.
2014: Jennifer Lawrence y Amy Adams por American Hustle.
2015: James Franco y Seth Rogen por The interview.
2017: Ashton Sanders y Jharrel Jerome por Moonlight.

*Pincha aquí para ver la lista completa.

El historial de nominaciones a tan insaciable premio presenta una alarmante sobrecarga de problemas discriminatorios, pues de 127 películas nominadas en total en la categoría desde 1992, sólo aparecen 22 besos LGTBI entre tanto amor falsificado. Y de esos 22 besos LGTBI sólo, y sin exageraciones, siete son los únicos que pertenecen a una historia de amor que no es ni parodia, ni colegas con alcohol de por medio, ni alucinaciones varias, ni mujeres despampanantes con la única finalidad de calentar al personal. En su haber: Gina Hershon y Jennifer Tilly por Lazos ardientes, Hilary Swank y Chlöe Sevigny por Boys don’t cry, Charlize Theron y Christina Ricci por Monster, Jake Gyllenhaal y Heath Ledger por Brokeback Mountain, James Franco y Sean Penn por Milk, Kristen Stewart y Dakota Fanning por The Runaways y Ashton Sanders y Jharrel Jerome por Moonlight.

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Sarah Michelle Gellar y Selma Blair, ganadoras al ’Mejor beso’ por ’Crueles intenciones’.

Es probable que los productores de Juegos salvajes pensaran que poniendo a Denise Richards y Neve Campbell a restregarse mutuamente los pechos, y besarse con desenfreno, atragantadas por el alcohol y el cloro de la piscina, atraería especialmente a las masas ardientes de hombres heterosexuales. Pero les saldría el tiro por la culata, pues la única atracción que ahí había era la de dos iconos pop de los 90 con las peores mechas de todo el instituto. En otras palabras: un básico completamente queer. Como también resultaba otro estallido pop de finales de siglo aquel puntual beso lésbico entre Sarah Michelle Gellar y Selma Blair con sus Crueles intenciones. No así las decenas de parodias como American Pie o No es otra película americana, que lo único que conseguían con sus besos entre Jason Biggs y Sean William Scott era el motivo de burla.

A colación de todo este embrollo deben salir también tan importantes hallazgos del panorama patrio, el mismo panorama que presume de ser el país del mundo con más derechos aprobados a favor de los homosexuales. ¿Derechos?

Cuando desde Disney se anunciaba la posibilidad de que Elsa, la misma Elsa que tanto saltaba mientras le decía al mundo “Suéltalo, suéltalo, no hay nada que perder. ¿Qué más da?” –los dobles sentidos para quien los quiera entender–, podría ser homosexual en la secuela de Frozen, las redes sociales explotaban. “No dejaré a mis hijos que vean eso” o “Las princesas siempre se han casado con príncipes, esto es un lío”, eran las respuestas más suaves, pero realmente una extensión de una sociedad confundida. Pues los únicos problemas de identidad en la infancia aparecen cuando no existen diferentes opciones sexuales en películas y series que consumen, o actores y cantantes que idolatran. Así de simple.

Más recientemente, cuando se descubría que el portavoz de los feriantes ambulantes de HazteOír, Ignacio Arsuaga, inyectaba testosterona a sus hijos –esto no es una película de terror, es real– para evitar que cayeran en las garras de la homosexualidad, alguien debería haber estado ahí para explicarle varias cosas. Pues todo aquello simplemente era fruto de la ignorancia. El señor Arsuaga debería haber sabido que la homosexualidad no depende del nivel de barba o pelo en pecho que su hijo tenga. Si su hijo es gay, lo va a ser con barba, sin barba, afeminado, varonil, camionero, abogado o bailarín del cuerpo de danza.

También a la vez, porque vivimos en un país que no descansa, explotaba la bomba de la maquinaria publicitaria de Telecinco para su última edición de uno de sus reality show estrella, Supervivientes. Las declaraciones de un concursante, Eliad Cohen, prácticamente desconocido por el público general, pero habitual en las conversaciones LGTBI por su impresionable aspecto y promotor de fiestas varias, eran completamente sacadas de contexto. Esa ‘normalización’ del gay actual en televisión, que el israelí creía tan necesaria, no debería haber creado tanta polémica. Palabras correctas o no para referirse a la eliminación de los estereotipos de que los hombres homosexuales sólo son de una manera a ojos del mundo.

Una eliminación de barreras que, ante los anteriores ejemplos, bien son necesarias entre las nuevas generaciones que tanto necesitan besos como el de Moonlight, aunque la necedad por parte de algunos adultos entorpezca el paso. Los MTV Movie Awards se celebran el domingo 7 de mayo en Los Ángeles y no pasa nada por que el beso de Moonlight gane o no gane. Su verdadero premio vale mucho más que un trofeo almacenado en una estantería; su premio era estar ahí.