La contemplativa vida mediática de Lindsay Lohan tiene más clavos sacados que el aserradero de Josie Packard en Twin Peaks. Está la etapa como actriz rentable en taquilla, la endiosada etapa como celebridad nocturna de Perez Hilton que definiría toda una década de perrerías, la etapa como cantante de los excesivos dramas de una estrella adolescente, la etapa de paseos por los juzgados de Los Ángeles, la etapa Samantha Ronson, la etapa en la que Oprah Winfrey le costeó un necesario reality show como rehabilitación que no supo aprovechar y… la etapa de redención, entre otras tantas. Pero la leyenda urbana que lleva asolando desde hace tiempo las esquinas digitales de la red social Tumblr bien se puede merecer la Palma de Oro.

Una Lindsay Lohan de 12 años se levantaba una mañana de 1998 preparada para una nueva intensa jornada de casting, como parte de la rutina diaria orquestada por su insaciable madre Dina. El día se preveía intenso y aquellas tortitas con huevos revueltos serían las últimas que las Lohan engullirían con desaprobación. Pues a punto estaban de cambiar sus vidas.

La última fase de un multitudinario casting llegaba a su fin en el número 500 de los estudios Burbank, que Disney posee en el Valle de San Fernando de Los Ángeles desde 1923. Nadie podía predecir todavía que aquel nuevo remake de un éxito pasado, de la década de los sesenta, revolucionaría la entrada al nuevo siglo. Mara Wilson, Scarlett Johansson, Brie Larson y Michelle Trachtenberg ya esperaban en la cola recitando sus breves líneas de diálogo, pero aquella pelirroja pecosa de medio metro les estaba a punto de arrebatar un nuevo estatus deseado.

Tú a Londres y yo a California terminaría recaudando 82 millones de euros en el mercado global y creando un nuevo todoterreno con el que reciclar mediáticamente a Disney. Pero todo esto ya lo sabe por dos sencillas razones: la primera, porque es historia del mundo. La segunda, porque ya se lo hemos contado aquí.

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’’¿Lindsay o Kelsey?’’

Lo que viene ahora es lo realmente emocionante, a la par que turbio, de toda esta historia. Antes de que TMZ copara todos los rincones de Los Ángeles en busca de la exclusiva más exclusiva, antes de que el mundo del tabloide escalara la montaña más alta en la década de los 2000, Lindsay Lohan asesinaría a su hermana gemela Kelsey, durante el rodaje de la película que pondría su nombre en el mapa, porque su interpretación era mejor.
Nada ni nadie lo descubriría porque Disney lo ocultaría a cambio de un jugoso contrato blindado de trabajo durante cinco años. Lindsay Lohan podría haber entrado en un correccional de menores, pero elegiría otra carrera más interesante: la de celebridad.

Si sabemos todo esto es porque este rumor circula por diferentes cuentas de Tumblr, el cual va un paso más allá en las teorías conspiratorias que conciernen a la humanidad. Pero ni Marilyn Monroe y Elvis Presley exiliados juntos en Matalascañas ni Walt Disney congelado, Kelsey Lohan –la Ylenia Carrisi de Hollywood– protagoniza esta farsa donde lo más impactante es la imaginación colectiva. Aunque ya quisieran la mayoría de actrices olvidadas por la industria tener el ciclo mediático bien vivo que todavía tiene Lindsay Lohan.

Lo que definiría la carrera posterior de Lindsay no sería otra cosa que los desordenes de personalidad, donde en cada película interpreta a personajes más inestables que los anteriores.

Además, con la invalidez de esta leyenda urbana por delante –para algo es una leyenda urbana– todo podría encajar cuando, en un estado natural de saber reírse del mundo y de sí misma, pondría fin a su etapa adolescente con la infravalorada I know who killed me, que bien podría llamarse también Sé quién asesinó mi carrera, y por la que terminaría ganando el Razzie como Peor Actriz de la Década. Un remake macabro de Tú a Londres y yo a California –otro más– en el que su hermana gemela desconocida es secuestrada y torturada mientras ella se conecta a su alma a través de una barra de pole dance. Puede resultar todo esto más inverosímil que la propia historia a tratar, pero no, es lo único completamente real.

De ser verdad, el descubrimiento de una hermana gemela asesinada a manos de la propia Lindsay Lohan sería comparable a la caída del World Trade Center de Manhattan y el sueño americano se vendría abajo por toda la miseria acumulada. Mientras tanto: ¡Feliz cumpleaños, LiLo!

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Vía WIFFLEGIF