Björk se une al mastodóntico Apple y lanza un disco exclusivamente a través de apps. Beyoncé vomita, sin previo aviso, y una noche se despierta con un nuevo disco entero disponible en la odiada Tidal. Y Miley Cyrus publica, a través de su web, un disco gratuito en homenaje a todas sus mascotas fallecidas. Pero entre tanta necesidad experimental de romper con las bases de una industria milenaria, necesario es que a alguien se le ocurra hacer eso que llamamos ‘estudios de mercado’.

Con inundación de selfies sobrecargados de orejas de látex negro amanecía, la mañana del viernes 20 de mayo, el mundo entero. A disposición de todos los usuarios de Snapchat, las ya hiperparodiadas orejas conejeras de Ariana Grande revolucionaban las conexiones wifi. En otro ataque de coherencia del marketing 2.0 Ariana Grande también pasaría a promocionar intensamente, durante 24 horas, su disco titulado Dangerous Woman en una red social enfocada a un público tan masculino, como homosexual, como de peligrosa moral. Véase esta peligrosa moral como algo completamente básico si de verdad se desea sobrevivir en el mundo virtual actual, que no es otro que el mundo real en su máximo esplendor.

'CARPE DIEM' 2.0.

Ariana Grande no ha hecho otra cosa que abrazar y saber cuál es su público más objetivo mediante Snapchat (público millennial) y Grindr (público homosexual). Saber venderse a uno mismo a través de las redes sociales es clave en la supervivencia de la sociedad de la segunda década del siglo XXI. Si algo ha conseguido la unión de Ariana Grande con estas dos apps no es otra cosa que saber vivir y aprovechar el presente.

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Captura Grindr. @josebrit

Poco importa que la actual dueña de la segunda posición de Billboard, detrás del inamovible Drake, esté realmente obsesionada con Snapchat. Su volumen de publicaciones diarias puede llegar a saturar a los menos amigos de la que hace escasos días se acababa de adelantar en todas las apuestas como uno de los mejores discos del año. Dan igual sus excesivos 'snaps' hablándole a las cabras, a sus tropecientos guardaespaldas o a su hermano Frankie, entre filtros de ‘gatita’ sexy o ‘gatita’ triste. Todo esto unido a su estrategia comercial, deberían obligar a esa población adicta a los sonidos más ‘sexy pop’ (véase esto como un estilo musical) a tirarse al suelo para después levantarse y aplaudir en ovación.

Resulta no menos curioso que fuera una cantante en horas bajas la que se decidiera por Grindr como redención para darse por vencida ante el único público escaso que sostenía el ventilador a sus menos escasas apariciones: Leona Lewis. En 2012 sería ésta la que se lanzaría a vender su último disco rebajado en la app de contactos. Pero lo que su equipo no preveía es que ese público, tan en principio fiel, no es tan amigo de que se les trate como un puesto de mercadillo de domingo. ¿Y qué pasó? Una vez más, la coherencia mandaba y el disco fue un fracaso.

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Captura Snapchat. @jvrtz

Con Dangerous Woman Ariana Grande se abraza con fuerza a su sexualidad, como lo debería hacer cualquier persona correcta en sus cabales, y a un vocoder, esa octava maravilla del mundo con la que el eco de tu voz retumba como la de un robot excitado. Ahora, aquel “Ámame fuerte” (Love Me Harder) evoluciona en un “Tócalo fuerte” con Touch It. En éste último Ariana Grande es capaz de mezclar un estilo R&B, con la guitarra de Peter Svensson de The Cardigans –compositor de dos canciones del álbum– y la base electrónica de The Weeknd, en ese roce del éxtasis que puede llegar a ser. Todo, obviamente, bajo el amparo y producción del único capaz de convertir una cantante pop más en una estrella internacional destacable entre la multitud, a pesar de su entrañable 1,53 metro de estatura (coleta incluida): Max Martin.

EL TAN NECESARIO FEMINISMO 'MILLENNIAL'

A pesar de todo, mientras a Zayn o Justin Bieber sólo les falta eyacular en la pantalla en cada uno de sus vídeos, Ariana Grande tiene que soportar comentarios diarios como: “Ariana, con todo el respeto, Dangerous Woman me gusta, pero el problema es que en el vídeo pareces una zorra”. Ante todo, claro, respeto. Porque sería la propia Bette Midler, en un claro ataque de aburrimiento, la que replicaría en su contra a través de Twitter: “Es terrible ver a Ariana Grande con esa vocecita rozándose con un sofá todo el rato”. A lo que la propia Ariana respondería minutos después: "Bette siempre fue una feminista que luchó para que las mujeres fueran capaces de hacer lo que quisieran sin ser juzgadas. No sé dónde está esa Bette, pero quiero que vuelva esa sirena sexy". Clase de feminismo millennial impartida por una estrella del pop de 22 años.

Menos importa que su último vídeo, Into You, el mismo que lleva más de 20 millones de visitas en Youtube, sea una descarada copia del We Found Love de Rihanna. A fin de cuentas Dangerous Woman no es otra cosa que la evolución natural de la de Barbados, si ésta no hubiera espantado de su camino a la radiofórmula. Pop sexy, bailable, extremadamente excitante y pegadizo. ¿Acaso alguien quiere más? Probablemente el mejor disco pop de lo que va de año. Perdón, Zayn.

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