Si a mediados de semana hablábamos de la última tendencia beauty en Instagram, relacionada con las extensiones para los pelos de la nariz, hoy traemos otra que, aunque podría parecer más fotogénica, es igual de desagradable y mucho más perjudicial para la salud. La red social ha quedado invadida por imágenes de bocas llenas de purpurina, lenguas brillantes que posan ante la cámara del móvil con el único objetivo de conseguir más likes en Instagram. Antes de seguir explicando lo que está ocurriendo en las redes sociales con la purpurina, tenéis que saber algo: somos lo que comemos así que, si no queréis convertiros en unicornio, por favor, dejad de aplicar purpurina en vuestras bocas.

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Son numerosos los doctores y especialistas que llevan meses advirtiendo del peligro de esta práctica, cuyo objetivo no es otro que conseguir la mejor foto para Instagram. ¿No es suficiente con fotografiar una cupcake o un paisaje desde un lugar alto, y aplicarle el filtro C1 de VSCO? Al parecer, no, y por eso la población 2.0 ha decidido acabar con las existencias de purpurina en el mundo y, posteriormente, tragársela.

Esta tendencia comenzó (cómo no) de la forma más absurda. Al parecer, la maquilladora australiana Jacinta Vukovic impregnó su lengua de purpurina al intentar pintarse los labios, se miró al espejo y dijo, ¿por qué no hago de mi lengua la verdadera protagonista de mi make up? Y eso fue lo que hizo, a los restos de brillo de labios añadió cantidades ingentes de purpurina y lo colgó en Instagram. Pronto, jóvenes de todo el mundo imitaron aquella acción acompañando sus imágenes con el hashtag #GlitterTongue (lengua brillante).

La llamada glitter tongue es solo una versión más del maquillaje con purpurina, que se ha convertido en objeto de locura en los últimos meses y ha invadido pestañas, párpados, escotes, cabellos, barbas y hasta axilas. Sin embargo, los médicos advierten del peligro de esta práctica, ya que se trata de sustancias no comestibles y perjudiciales para la salud, que no deberían aplicarse en labios o lengua. Tal y como explicaba un especialista para el Daily Mail, "la mayoría de los productos con purpurina o brillo no son comestibles y, por tanto, no deben ponerse en la lengua, ya que es posible que se ingiera una cantidad", y añadió "la purpurina está hecha con plástico (o cristal en el peor de los casos) , una sustancia que el cuerpo no puede descomponer, por lo que esto puede acarrerar dolores de estómago o problemas mucho peores, si hay alguna bacteria en el producto".