Todas las marcas quieren un perfume nicho
Algo pasa en el mundo de la perfumería para que las grandes marcas apuesten por un mercado tan reducido. ¿O no es tan pequeña la tarta?
Alguna vez has tenido que escuchar eso de “Hueles como mi madre”, o aún peor, “Hueles igual que mi ex”? A pesar de que un perfume es algo tan personal resulta sencillo coincidir con alguien que utiliza el mismo.La perfumería nicho complica esas coincidencias. Perfumes con olores poco convencionales, flores exclusivas, y un circuito de venta reducido, hacen más difícil que reconozcas tu propio perfume al entrar en un ascensor. Lo primero sería definir qué es una marca nicho.Se trataría de una empresa cuyo objetivo principal es la venta de perfumes.También su producción, limitada, y una escasa inversión en marketing y comunicación son otras de sus características. Jean-Luc Gardarin, director de Le Secret du Marais, perfumería especializada explica: “Lo que diferencia un perfume convencional de uno nicho es la fabricación a gran escala. En una empresa nicho, un perfumista tiene años para crear. No está sometido a la presión del mercado”.
Esto puede implicar que el coste sea más elevado. Si un perfume convencional se mueve entre los 50-80 euros para 50 ml, uno nicho parte de los 100 euros y sumando. Aunque algunos convencionales superan con mucho ese presupuesto y algunos nicho no son tan caros.
La clave está en la exclusividad, en la sensación de llevar algo único, en no oler a la abuela de nadie.Y las grandes marcas ven en ese hueco una oportunidad de mercado, aunque también, una manera de premiar a sus clientes más fieles.“La colección Un Paseo por Madrid de Loewe se creó en 2012 para muy pocos puntos de venta en el extranjero pero fue tal el éxito, que nuestros clientes más exigentes de España se encontraban con que habían comprado la fragancia en algún viaje y una vez se les gastaba no podía comprarla. Por eso, en 2014 se decidió lanzar la colección aquí”, explica Zahara Manchado, directora de comunicación de perfumes Loewe.
Por lo que aunque no son marcas nicho propiamente, sí son líneas que se mueven entre los perfumes joya como el caso de Bulgari o Armani Privé, la recuperación de los olores más clásicos de la maison como Chanel,la absorción de una marca nicho como el caso de Jo Malone por parte de Estee Lauder en 1999 o el caso de Flora Collection de Gucci, una colección exclusiva y dentro de ella, Flora 1966 es la línea nicho. Todos buscan la pieza especial, el premio. “Las marcas comerciales han sacado perfume nicho para alzancar esa cota de mercado. Ese cliente experto, que busca no oler igual que su vecino y que quiere una experiencia. No sólo un olor”, asegura Marta Tamayo, propietaria de Le Secret du Marais.
La mayoría de ellos se venden en centros contados. Chanel tiene los Espace Parfums en los que se atiende a cada cliente de manera exclusiva. “Cada vez queremos estar más informados. No se trata de acceder a los entresijos del perfume sino de entenderlo mejor. Es algo parecido a lo que pasa con el vino: antes se hablaba de viñedos, pero no de cepas… Cuando olemos la rosa, el jazmín, el vetiver o el gálbano, las impresiones se refinan. Si a una mujer le gusta el nº 19, es interesante saber que uno de sus componentes clave es el lirio y que es eso precisamente lo que le gusta”, asegura Christopher Sheldrake, Perfumero adjunto en Chanel.
¿Otra diferecia? La originalidad de los aromas. Al no tener que llegar a una mayoría de narices, la perfumería nicho puede jugársela con la pera, la madera de Oud, el olor a limpio, a higuera verde, a ropa limpia, a hierba o incluso, a final, de verano. Son perfumes que no huelen a perfume. Y todo el mundo quiere o querrá uno. Al tiempo.
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