Seguro que recuerdas tu primer sujetador. Esa primera compra es también uno de los primero ritos de paso a la vida adulta se queda grabada a fuego en la memoria. Llevar sujetador te diferenciaba de las demás niñas que no lo llevaban casi de la misma forma que el tener la regla, con la diferencia de que de esto se podía presumir, mientras que lo otro resultaba bastante vergonzoso. Y después de ese primer armazón de tela con aros, fueron llegando otros hasta que, por fin, te compraste un push-up. Un sujetador capaz de hacerte aparentar hasta dos tallas más de pecho sin pasar por quirófano, o lo que era lo mismo: un sueño hecho realidad. Y es que quién se ponía un push-up jamás volvía a ponerse otra cosa... hasta ahora.

Vamos a ser honestas: los sujetadores son incómodos. Sí, seguramente la culpa es nuestra por no saber qué tipo de sujetador debemos llevar, ni cual es nuestra talla, pero todas coincidimos en que cuando llegamos a casa y nos quitamos el sujetador sentimos casi el mismo alivio que al quitarnos unos stilettos que llevamos todo el día puestos. Sobre todo para las mujeres de pecho pequeño, que más que una necesidad real, muchas veces ven su uso como una imposición social: ese miedo a que se noten los pezones que estamos perdiendo gracias a movimientos como el #freethenipple.

Despedirse del sujetador es algo que siempre ha estado ahí y no hace falta remontarse a los años 60 y las reivindicaciones feministas; modelos icónicas, como Kate Moss, no han dudado a la hora de dejar el sujetador en casa. Pero es ahora, con las it girls de la generación millenial, como Gigi Hadid o Kendall Jenner, cuando el elegir la comodidad ha convertido en tendencia el #goingbraless o el optar por alternativas sin armazón, como los bralettes. Una prenda que incluso Victoria's Secret, líderes absolutos del push-up, ha decidido lanzar al mercado este año. Y es que el pecho al natural no solo se reivindica como algo cómodo, sino como algo muy sexy.

Ir “al natural,” y “no llevar sujetador es una opción que encuentro empoderadora. Me gusta el poder ir andando y sentirme libre y decir “sí, estas son mis tetas, es mi cuerpo”, algo que me ha hecho sentirme mucho más cómoda con mi cuerpo”, dice la poetisa Savannah Brown, de 19 años, cuyo vídeo en YouTube video “Sav’s guide to going braless” (“La guía de Sav para ir sin sujetador”)tiene casi un millón de visitas. “Al principio puede parecer que todo el mundo te está mirando, pero llega un punto en el que tienes tanta confianza en ti misma que te da igual!.

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Pero ¿cómo afecta esto a nuestra salud? ¿Es mejor ir con o sin sujetador? Son muchos los mitos que se han formado en torno a esta cuestión: desde malformaciones, hasta compresión de los ganglios, pasando por cáncer de mama. Desde el Instituto Oncológico Teknon lo desmienten: Ningún estudio ha demostrado una relación clara entre el uso del sujetador y el desarrollo de cáncer de mama. Pero tampoco se puede asegurar que llevar sujetador sea en sí mismo beneficioso para la salud. Mientras que muchos aseguran que sin sujetador, el pecho se cae más rápidamente, otros afirman que es el uso del sujetador lo que lo deforma y vuelve flácido, ya que el músculo del pecho se debilita y pierde su propia capacidad de sujeción.

Eso sí, existen casos en los que se recomienda su uso. Para empezar, cuando una mujer tiene mucho pecho, siempre se aconseja su utilización para descargar peso de la zona lumbar y evitar dolores de espalda. Eso sí, siempre que sea un sujetador de su talla que realmente esté sujetando y no comprimiendo el pecho. También, y precisamente por el tema de la sujeción, se recomienda su utilización al realizar actividades deportivas, sobre todo en deportes de alto impacto como el running. Incluso si tienes el pecho pequeño, realizar cualquier actividad física sin la sujeción adecuada no solo puede ser incómodo, sino que puede resultar hasta doloroso.