Locos por la cirugía

En Plastic Positive, un espacio “para hombres y mujeres que aceptan y celebran los retoques cosméticos”, las estrellas son diferentes. Más voluptuosas, radicales y -esto es importante- a diferencia de las actrices de Hollywood, no solo reconocen que han pasado por quirófano, sino que elogian y presumen de cada una de sus intervenciones.

Entre ellas destaca Rodrigo Alves, también conocido en los medios de comunicación como el Ken Humano. Alves es un azafato brasileño que saltó a la fama tras operarse una veintena de veces (tiene cuatro rinoplastias en su haber) y gastarse más de 150.000 euros para parecerse al muñeco de Mattel. “Es un buen embajador de nuestra web, aunque corremos el peligro de que la gente piense que solo queremos Kens y Barbies en el mundo”, explica Bishop Crane, fundador de Plastic Positive.

Resulta sorprendente que Crane (estadounidense, 36 años) alabe con tanto ahínco las modificaciones corporales y nunca haya puesto un pie en el quirófano con fines estéticos. Según confiesa al otro lado del teléfono, creó la web el año pasado porque estaba harto de que cada vez que aparecía alguien en televisión se criticase el más mínimo cambio de aspecto. Él disfruta contemplando un cuerpo construido a medida pero sobre todo ama la libertad de no tener que seguir normas ni convenciones sociales: “Mi mensaje es que la gente sea quien quiere ser, y si la cirugía le ayuda a ello, bienvenida sea. No quiero transmitir la idea que de todo el mundo debería estar operado como una Barbie, porque no es el caso. Pero tampoco quiero que esa elección, personal e intransferible, sea criticada hasta el extremo”.

El Ken Humano puede ser la estrella que más ruido hace en ese pequeño universo del látex, pero el favorito de Bishop Crane es Jordan James, otra de esas rutilantes estrellas de Internet que saltan a la fama por hacer cosas fuera de lo común. Este maquillador británico ha invertido la friolera de 150.000 euros en parecerse a Kim Kardashian. Lo llamativo es que sobre su rostro ha decidido exagerar las facciones de su musa: se ha tatuado unas cejas de tres centímetros de ancho y los labios tienen más del doble de grosor que los de la famosa estadounidense. Cuando ha sido cuestionado por este particular ha dicho: “Me río cuando la gente trata de insultarme diciéndome que parezco de plástico. ¿Acaso creen que buscaba una estética natural? Si lo hubiera hecho, ya habría pedido una devolución del dinero”. Esa es la actitud a la que Crane se refiere. No solo no sigue la tendencia naturalizante y empolvada del nuevo siglo sino que se vanagloria de modificar su rostro y su cuerpo a su antojo. “Lo amo”, sentencia el creador de la web.

Mientras en las alfombras rojas las actrices siguen respondiendo que sus rostros no conocen el bisturí, los más de 200 miembros activos de esta comunidad digital escriben y comentan con total libertad sobre pinchazos, bótox, aumento de pechos y liposucciones. Ustedes, igual que yo, pueden pensar lo que quieran las intervenciones estéticas, pero no negarán lo interesante y refrescante (anécdotas aparte) que resulta ver surgir estas iniciativas.