Ser pelirroja o no ser pelirroja... ése es el deseo. Y la cuestión, la melanina. Ya sabes que, dependiendo de ella, tienes el cabello de un tono o de de otro, como pasa con la piel. María Castán, experta científica global de Wella, así lo explica: "En la naturaleza, la melanina es la responsable de dar color al cabello. Solo existen dos pigmentos de melanina naturales: la eumelanina y feomelanina. El primero es un pigmento oscuro (negro/marrón), mientras que la feomelanina es roja. La combinación de ambos da como resultado todos los colores de cabello que existen en la naturaleza. Cuanta más eumelanina exista, más oscuro será el cabello, y cuanta más feomelanina, más claro. Prueba de ello es que las personas pelirrojas van a tener grandes cantidades de feomelanina (aunque siempre va a haber algo de eumelanina)". Hasta aquí, la pelirroja natural. La que era Maureen O'Hara y no Rita Hayworth; Jessica Chastain y no Julia Roberts. La que podrías ser tú. Porque pelinatural o peliteñida, claramente ser pelirroja es una actitud. Y eso nadie te lo puede prohibir. Con más o menos feomelanina, reproducir el pelirrojo parece fácil, y probablemente difícil no es. Lo que no resulta pan comido es llevarlo bonito y natural. Entre el deslumbrante tono de Jessica Chastain y el panocha de Rihanna en sus tiempos, hay todo un universo de buenos productos y mejores profesionales. Dani Zúñiga, responsable de la peluquería Cortacabeza en Barceló, 15 (Madrid) piensa que, de hecho, ése es el primer paso: "Lo primero que recomiendo es acudir a un profesional para que te guíe y te recomiende qué tono de pelirrojo sería el ideal según tú tono de piel y de ojos. Una vez hecho este análisis y, dependiendo de tu altura de tono y del tono deseado, usar buenas coloraciones", afirma. No intente convertirse en Christina Hendricks en casa. Al menos, hasta que esté segura de lo que le conviene. Desde Espacio Q, su director creativo Quique Sánchez aclara qué es eso que nos conviene (o no): "El pelirrojo favorece sobre todo a los tonos más pálidos y pieles cetrinas, ojos claros, marrones o color miel. Se trata de un color relativamente fácil de lograr desde un cabello natural o rubio".

LA TRANSICIÓN
"Si tienes una base de rubio -hasta rubio oscuro- es fácil conseguir este tono recurriendo a un tono-sobre-tono o una coloración sin amoniaco. Pero poco a poco. Aconsejo empezar con unos reflejos suaves", recomienda David Künzle, dueño del salón homónimo (914412806). Desde Maison Eduardo Sánchez (915776722) abogan por un cambio que no suponga un daño para el cabello. Descartado el extremo de la decoloración, prefieren las hennas y barros. "Para hacer una transición natural a tonos rojizos, es la manera más natural. Y champús con pigmentos naturales para mantener el color", sugiere Eva Ruiz, directora técnica del salón. Y ¡atenta! Si quieres pasar por pelirroja de toda la vida, atención a las cejas. Normalmente, se tienen de un tono cobrizo, más oscuro que el de la cabeza. ¿Habría que teñirlas? En general, los expertos prefieren no. Argumentan que la mirada pierde fuerza y cambia demasiado la expresión facial. Se impone una solución a medio camino: "Se pueden aclarar con aceites naturales que contrarresten el tono ceniza (la oscuridad) de su color natural", explica Eva Ruiz. O también se pueden teñir, pero menos. "Las cejas pueden tratarse con los mismos reflejos que el cabello pero con menos volúmenes de oxidación y menos tiempo de exposición para lograr un acabado natural", sugiere Dani Zúñiga.

QUE NO SE APAGUE
El pelirrojo es el teñido que peor resiste el paso de los días post-coloración. Esta vez es innegociable el uso de champús especiales para cabellos teñidos. ¿Un plus? Los que aportan pigmentos naturales. Además, en el salón se puede pedir, intercalado entre cada cita de coloración, un tratamiento natural de brillo intenso. Desde Cortacabeza recomiendan Cellophanes, un tratamiento de proteína con color de Sebastian Professional. O un baño de tonos. "Cada veinte días es suficiente", concluye Künzle.