Parece imposible que un corte de pelo pueda cambiar la vida de nadie. Pero para Jennifer Aniston (Sherman Oaks, Los Ángeles, 1969) funcionó como un auténtico talismán. Corría el año 1994 y, en un último esfuerzo por lanzar su carrera interpretativa, decidió probar suerte con un nuevo agente. “Nada más verme, Marc Gurvitz echó un ojo a mi melena y me dijo que necesitaba una mejora de manera urgente, así que me envió al salón de Chris”, recuerda la actriz, en conversación telefónica desde Los Ángeles. Habla de Chris McMillan, su mejor amigo, ángel de la guarda en materia capilar y creador del ya emblemático peinado Rachel, una media melena con volumen bautizada con el nombre del personaje que Aniston había comenzado a interpretar en la serie Friends (1994-2004). La consentida y bulliciosa Rachel Green acabaría por situarse, peinado mediante, entre los diez personajes televisivos más emblemáticos de la historia de la televisión estadounidense, según la lista elaborada en 2012 por Entertainment Weekly. Y catapultó defnitivamente la carrera de Aniston, que acabó 2015 como la quinta actriz mejor pagada de Hollywood, tras ingresar (según datos de Forbes) más de 15 millones de euros gracias a las películas Cake y Cómo acabar sin tu jefe 2, y a sus contratos publicitarios con Aveeno, Smart Water y Living Proof.

Mira, no tengo ni idea de por qué mi pelo recibe esa cantidad de atención. Es saludable y lo cuido bastante, pero otras actrices presumen de unas melenas mucho mejores. Ahora bien, es totalmente natural. Jamás llevo extensiones

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Jennifer Aniston, por Frank Terry.

“A principios de los noventa era mi madre la que solía cortarme el pelo, así que creo que nunca me había teñido, y mucho menos entrado en una peluquería. Cuando llegué a la de Chris en Los Ángeles, él ni siquiera me dirigió la palabra. Simplemente me sentó en la silla y creó ese Rachel que todos conocemos. Me dejó impresionada. De repente lo necesité en mi vida. Yo sola no sabría por dónde empezar”, recuerda de aquella primera cita. Dicho y hecho. La relación acumula dos décadas de titulares gloriosos y vistosos paseos por alfombras rojas. “A la señorita Aniston, que interpreta a una paciente con dolor crónico en Cake, la suelen relacionar más con su peluquero, Chris McMillan, que con cualquier estilista”, explicaba recientemente el diario The New York Times en una galería que compilaba sus atuendos en eventos públicos. “Mira, no tengo ni idea de por qué mi pelo recibe esa cantidad de atención. Es saludable y lo cuido, pero otras actrices tienen unas melenas mucho mejores”, justifca Aniston, para sacar pecho a continuación: “Ahora bien, es totalmente natural: jamás llevo extensiones”.

Uno de sus mayores hallazgos en esta materia, según explica, es Living Proof, la línea capilar de la que es socia e imagen desde 2012. “Durante años, muchísimas compañías similares habían tratado de contar conmigo, pero tras probar estos productos durante tres meses sentí que estaría orgullosa de representarlos. También se los presté a Chris, que trata muchas melenas a lo largo del día, para recabar su opinión. Y fue más que positiva”, resume. Consiguió que su estilista de cabecera se uniese a la compañía un año después que ella. Y, también gracias a su empeño, su esposo, el también actor Justin Theroux, se convirtió en proveedor oficioso de champú y productos antiencrespamiento en el húmedo set de rodaje de la serie The Leftovers en Austin, la pasada primavera. De su boda, celebrada con máximo secreto y excepcionales medidas de seguridad el último agosto, prefere no hablar: “Soy una persona feliz, alegre y agradecida. Llevo una vida muy equilibrada”.

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Champú, acondicionador y cera estilizante de Living Proof, la firma de Jennifer Aniston en colaboración con su peluquero Chris McMillian.