Toda aquella mujer que alguna vez se haya frustrado en una tienda, sintiéndose excluida por no encontrar su talla (grande), ha celebrado el auge de las firmas dedicadas a la moda curvy. Es evidente el interés que ha despertado este grupo de consumidoras ávidas de una ropa que encaje en sus medidas y favorezca sus atributos, más allá de blusones y leggings. De hecho, ya se puede afirmar que el éxito ha llamado a la puerta de las empresas que se han puesto a ello y, sin ir más lejos, Violeta by Mango cerró su primer ejercicio de actividad con noventa puntos de venta y sigue abriendo tiendas periódicamente, dentro y fuera de España. Producto de esta apertura de miras y negocio, las redes sociales han ardido con campañas –a veces organizadas, a veces espontáneas- que defienden, de una forma un tanto eufemística, ‘todos los tipos de belleza’. Ahora bien, queremos poner sobre la mesa una duda: ¿son las modelos de tallas extragrandes un buen ejemplo de belleza y salud para la sociedad, como para darles portadas en las revistas? ¿Es una decisión positiva ensalzar un físico que no refleja una buena salud? Teniendo claro que es una realidad insoslayable pero en la que los hechos fácticos se suman a las emociones, ¿sería necesario poner un límite? Quizá el comienzo de esta reflexión pasaría por distinguir claramente entre la moda curvy y la exposición de cuerpos de tallas muy muy grandes. ¿Por qué? Por el mismo motivo que vigilamos con lupa (y bien vigilado, por cierto) la presencia en pasarela y en publicidad de modelos de una delgadez extrema. Porque parecen enfermas y no son un buen ejemplo a seguir para quien se quiere mirar en ellas.

TALLAS GRANDES O ROPA PARA CURVIES
Comencemos por el comienzo. Aunque para muchos puede sonar un concepto algo marciano, consultando a los expertos en esta industria, nos enteramos que se considera moda ‘curvy’ cuando se pasa de la talla 42. O lo que es lo mismo, es curvy la pasarela que sólo presenta colecciones que parten de la 42. Violeta sería un ejemplo. Diferente es el caso de Couchel, de El Corte Inglés, que empieza en la 48 o de Primark, que ofrece sus modelos en tallas hasta la 20 inglesa incluída, que equivale a la 48 española. Lo mismo ofrecen compañías como C&A o GAP. “Digamos que la moda convencional empieza en la 36 y termina en la 42 y la conocida como ‘plus size’, que en España se ha llamado siempre ‘de tallas grandes’, empieza en la 48”, explica Marta P., diseñadora con más de quince años de experiencia en el mercado de las tallas grandes. Algunas marcas llegan a la 60, otras a la 70. Violeta, por ejemplo, frena en la 52. No es demasiado grande, pero hay que tener en cuenta que los patrones comienzan a perder forma a partir de ciertas dimensiones y eso no permite diseños que quieren pasar por última tendencia. Porque, no nos engañemos, también entre las plus size hay medidas perfectas: “Si las medidas ideales de las modelos convencionales son 90-60-90, las de las modelos curvies son 108-95-118”, afirma Marta P. He ahí la cuestión. La cintura en 95 centímetros. A todo el que lee los periódicos no se le ha escapado la cantidad de veces que la OMS ha reflexionado sobre la relación entre contorno abdominal y problemas cardiacos. Siguiendo esta recomendación a nivel mundial, la Fundación Española del Corazón alerta de una medida bastante por debajo de esa y que ya considera un riesgo. En la mujer, el perímetro abdominal máximo tiene que estar por debajo de 88 centímetros. Equivaldría, más o menos, a una talla 46. Porque no hablamos de peso, hablamos de medidas. Lo que nos lleva a concluir algo que ya sabíamos: las tallas grandes se hacen para mujeres que no están en estándares saludables. Se podría pensar que es una cuestión de constitución, como ocurre con las tallas extra-pequeñas, ya que se llama ‘petite’ a las que tienen una 32-34 y en ocasiones se considera que también están fuera de lo convencional. En esta ocasión, cabe cierta duda. Un cuerpo muy delgado puede deberse a la constitución de la persona. No responde necesariamente a un problema de salud. Sin embargo, una cintura de más de 100 centímetros casi siempre se relaciona con grasa abdominal, cuando no grasa abdominal visceral, el tipo más peligroso para la salud.

MODA NECESARIA, MODELOS ARRIESGADAS
Con todo esto no queremos decir que la moda plus size no sea necesaria, que lo es. Sobre lo que ponemos el foco es sobre la idea de que, cuando este tamaño plus size refleja un grave problema de obesidad mórbida, no se vigile su presencia en campañas y portadas. Está en el sentir popular, que compartimos, una celebración en mayúsculas de que la publicidad abra el espectro a diferentes tipos de belleza. Que no todas las modelos sean clónicas: jóvenes, delgadas, sin defectos. Nos gusta ver desfilar un vitíligo, unas orejas de soplillo, un cabello canoso, una cadera rotunda… y una talla XL. Ahora bien, al igual que a las modelos delgadas se les somete a revisiones de masa corporal para asegurarse que su imagen de delgadez extrema no hable de una enfermedad, física o mental, (cuando no las dos cosas) ¿por qué no nos quejamos cuando se exalta en redes sociales la valentía de una modelo con un abdomen lleno de grasa, con riesgo de infarto? No estamos exagerando. Según la Fundación Española del Corazón, la medida del perímetro abdominal es un indicador de enfermedad cardiovascular más fiable que el IMC. Y ahí no hay trampa ni cartón. No depende de la altura, no depende de la constitución ni de la forma del cuerpo. Si te pasas de 88 centímetros y eres mujer, estás fuera de la recomendación de la OMS. Es decir, todas las curvies lo estamos. Y digo estamos porque la que escribe es gorda como un atún y vive consciente del riesgo cardiovascular que eso conlleva. También la que escribe buscaba ropa y se enfadaba y hoy se alegra con la opción que ofrecen esas marcas que se preocupan por ‘lo grande’. Grande, sí. Perdamos el miedo a llamar gordas a las que son gordas. Porque pueden ser gordas y estupendas modelos. Maravillosamente guapas, atractivas, incluso algunas con cierto aire fit. ¿O no es así Ashley Graham?

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La modelo ’plus size’ Ashley Graham

Preguntamos a los que las contratan: ¿Qué se le pide a una modelo curvie? Responde Marta P.: “Nuestras modelos tienen que ser proporcionadas, estar en una talla mayor a la 44 y, si son guapas de cara, mejor. Del peso no hablamos. Tampoco interesa que sean demasiado altas, por encima de 1,70, porque de ese modo no responden al cuerpo medio, se estiliza demasiado”. Esto nos lleva a la siguiente reflexión: Se puede ser plus size y estar sana como una pera. ¿Cómo? Formando parte del grupo de obesidad periférica. Según fuentes de la Fundación Española del Corazón, en función de la localización del exceso de grasa, existen dos tipos de obesidad: la llamada periférica (el exceso de grasa está situado en glúteos, muslos y brazos), y la central (el exceso de grasa se concentra en el abdomen). Esta última es la que tiene peores consecuencias para el organismo, ya que diversos estudios han demostrado que el exceso de grasa abdominal puede multiplicar por dos el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular. Promueve alteraciones del colesterol, aumento de triglicéridos, incremento del riesgo de padecer diabetes, subida de la tensión arterial y riesgo de trombosis; todos estos factores favorecen el desarrollo de enfermedad cardiovascular. Esta acumulación de grasa es consecuencia de factores genéticos, hormonales y de seguir unos hábitos de vida poco saludables como son la mala alimentación, el consumo de tabaco, el sedentarismo o el estrés. Así que no nos metamos en el bucle de la báscula y del índice de masa corporal. Aquí lo importante es tener el tronco libre de exceso de grasa. “Es más importante para el paciente conocer cómo se distribuye la grasa en su organismo, que el exceso de peso en sí mismo”, destaca el Dr. Alfonso Varela Román, vicesecretario de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). “Es recomendable controlar periódicamente la salud cardiovascular midiendo el peso corporal y la presión arterial, realizando exámenes de sangre para comprobar el nivel de colesterol; pero también es necesario revisar el perímetro abdominal”, añade. Y concluye: “Se ha demostrado que algunas personas que presentan un peso normal o leve sobrepeso, pero con un exceso de grasa abdominal, podrían tener un alto riesgo de padecer eventos cardiovasculares”.

HABLEMOS DEL PAM
El perímetro abdominal máximo, la madre del cordero, es fácil de medir. La persona debe estar de pie, con los pies juntos, los brazos a los lados y el abdomen relajado. Se rodea el abdomen con la cinta métrica a la altura del ombligo y, sin presionar, se hace una inspiración profunda. En el momento de sacar el aire, se toma la medida. Si está por encima de 88 centímetros en la mujer y 102 en el hombre, toca ponerse las pilas. Dicho todo esto, la reflexión más importante es: al igual que los que trabajamos en medios de comunicación no queremos en el rol de modelo para la gente joven a una preciosidad con cuerpo de heroinómana, tampoco estamos de acuerdo en un rostro fabuloso coronando un cuerpo de obesidad mórbida. Concretamente, nos preocupan casos como el de Tess Holliday (@tessholliday), una bloguera y modelo plus size, talla 70. Tess Munster, la llaman.

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La modelo de tallas grandes de Kiabi, Tess Holliday

Si buscas en la Wikipedia, lees: “En 2013 fue nombrada por la revista Vogue Italia como una de las seis modelos de tallas grandes más importantes del mundo. En 2015 fue fichada por la empresa Milk Model Management convirtiéndose en la modelo de mayor talla contratada por una agencia de comunicación importante”. Echa un vistazo a su Instagram y vuelve. Ahora, plantéate la diferencia entre Tess y otras modelazas como Ashley Graham, Alessandra Garcia Lorido o Tara Lynn. Éstas son mujeres altísimas, con el cuerpo trabajado y cinturas más o menos marcadas. En ellas sí se puede una mirar cuando la Naturaleza le ha dotado de mayores curvas y tendencia a la adiposidad. Naveguemos por el océano de sentido común. Que haya ropa para todas, sí. Que no se oculte a las mujeres gordas como si fueran monstruos, también. Pero poner una talla 70 como ejemplo de algo bueno, rotundamente, no. Aunque quizá tú pienses diferente... El debate está abierto.