Noches de desenfreno, mañanas de Ibuprofeno: el refranero español pocas veces se equivoca. Es muy probable que de ser una mujer en la veintena – y parte de la treintena-, la resaca sea más fiel compañera de domingos que el total de amantes que has tenido hasta la fecha. Son esos días perdidos en los que te levantas con la cara de otra mujer, con la boca más seca que las zonas más áridas del desierto de Marruecos y con la cabeza como si el protagonista de Whiplash se hubiese pasado la noche ensayando la prueba más importante de su carrera dentro. Sabes de lo que hablo.

Ese “mal cuerpo” que se traduce en mareos, ojeras y un cansancio que te acompañará el resto de la jornada.Si en un momento de desesperación has entrado en Google y has terminado aquí tenemos una buena y una mala noticia. La mala es que no hay cura milagrosa. La buena, que sí que existen un montón de remedios que te ayudarán a salir de la cama.

Agua: el elixir mágico

A pesar de lo que pueda parecer, la resaca no la produce un misterioso hechizo de magia negra. Es la respuesta de tu cuerpo a la ingesta de grandes cantidades de alcohol la noche anterior. El alcohol deshidrata nuestro organismo puesto que inhibe la hormona que se encarga de la reserva de líquidos. La deshidratación es la principal causa de ese dolor de cabeza que no te permite mantener una conversación coherente, así pues, el principal remedio para alejarte de ese sufrimiento es beber mucha agua.

Intenta reprimir ese primer instinto de preparar café nada más levantarte. La cafeína deshidrata. Y no queremos volver a empezar.

Por último, como prevenir siempre es mejor que curar, para la próxima juerga sigue estos dos consejos: intenta beber un vaso de agua entre copa y copa y, a poder ser, otro antes de irte a dormir. La resaca no será tan terrible si mantienes tu cuerpo hidratado.

Una de vitaminas, por favor

¿Recuerdas la escena final de El Exorcista cuando el padre Karras obliga a la criatura demoníaca a salir del cuerpo de la niña? Algo parecido tienes que hacer con el alcohol que todavía fluye por tus venas. Cada vez que te has levantado pensando eso de “Creo que todavía sigo borracha” era porque, efectivamente, seguías un poco borracha.

Y lo mejor para sacar a los demonios es una buena dosis de vitaminas. El zumo de naranja te aportará Vitamina C. Otros manjares como el plátano, los frutos secos o el aguacate contienen B6, también conocida como Piridoxina, una vitamina que ayuda a activar las enzimas del hígado (el órgano al que anoche le diste una paliza) que es además el responsable de liberar todas las toxinas. Para terminar con esta sobredosis vitamínica, nada mejor que un zumo de tomate –no confundir con Bloody Mary – que contiene potasio, magnesio y fósforo y activarán tus músculos hasta el punto de que puedas llegar al mando de la tele.

¿Hay un médico en la sala?

Si estos saludables consejos todavía no consiguen matar a tus demonios internos es posible que necesites recurrir al botiquín. De ser así, recuerda: las aspirinas y los ibuprofenos son tus mejores aliados. El paracetamol, sin embargo, haría que tu hígado trabajase más de la cuenta. ¿No crees que ya le hiciste trabajar bastante anoche?

Cinco minutitos más

Si la juerga fue de las que hacen historia, es muy probable que hayas dormido con la pierna tocando el suelo preguntándole cada diez minutos qué demonios haces durmiendo dentro de un tiovivo. El alcohol también altera nuestro ciclo de sueño, por eso al día siguiente te sientes como si alguien te hubiese dado una paliza. El remedio más eficaz es, una vez hidratada, volver a cama. No hay nada que no cure una buena siesta.

¿Que haga qué?

Aunque lo último que quieras hacer ahora mismo es moverte es recomendable hacer ejercicio moderado –como salir a trotar o a nadar- cuando estás de resaca. La razón es que poner en marcha tu organismo mediante el deporte provocará que tu cuerpo metabolice –y expulse- mejor el alcohol.

Vale, que dices que no significa no. Al menos date una ducha de agua fría, conseguirás estimular y despertar tu organismo. No es como salir a correr pero…

¡Suelta el teléfono!

Ni chino, ni pizza, ni hamburguesa. Aunque en muchas ocasiones se dice aquello de que “el cuerpo es sabio” en esta ocasión no necesita lo que tú crees que necesita. Piensa que, además de tu hígado, tu estómago también se llevó ayer una buena paliza por lo que los alimentos altos en grasas y de difícil digestión son los menos recomendables. Lo que tu cuerpo te está pidiendo en realidad son azúcares ya que la resaca provoca hipoglucemia: los yogures, las verduras o la pasta podrán hacer que tu organismo deje de sentirse del revés, además de todos los alimentos ricos, saludables y vitaminados que te recordamos anteriormente.

Ahora, gracias a esta serie de consejos no habrá resaca que se te resista. Excepto la de Nochevieja, claro. Y la de la noche de San Juan probablemente. Y la de la boda de tu mejor amiga, de esa no te libras. En fin, que bebas con moderación.