Para muchos, el regreso de las vacaciones marca un punto y aparte en el año. De esta forma, su lista de propósitos se adelanta tres meses y ya empieza a rondar la idea de empezar el curso implementando el ejercicio físico como parte de la rutina a largo plazo. Pues bien, he aquí el oráculo de la duda más recurrente: ¿me apunto a un gimnasio o contrato un entrenador? Dejando de lado argumentos como presupuesto económico o preferencias por actividades grupales, puede que ambas opciones te resulten interesantes y no sepas cuál elegir. Marcos Flórez, director de estarenforma.com entrenadores a domicilio, te da argumentos para que decidas cómo lo harás:

Para cumplir los buenos propósitos, la máxima siempre es: "no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy". Sabes que ponerte en forma es algo que te hará sentir mejor, pero empezar cuesta siempre y a todos. Si te decides por el gimnasio y hoy estás motivada, hazlo hoy. Como gran ventaja de un gimnasio está que quede cerca de tu casa o trabajo. "Si tardas mucho en llegar, es fácil que te falte tiempo o fuerza de voluntad para desplazarte hasta allí", advierte Marcos. La gran ventaja del gimnasio es que no tienes que fijar una cita, puedes ir a cualquier hora. Y, en ese sentido, no hay una mejor que otra. "Las mejores horas y días para hacer ejercicio son las que vayas a cumplir", apunta Flórez. Es un mito que haya mejores horas del día para hacer ejercicio. Hazlo en la hora del día que mejor te encuentres, o cuando realmente puedas, aunque sí es cierto que, cuanto más tarde lo planees, más fácil es que se te complique el día o que estés demasiado cansada. Otra de las ventajas que se le atribuye al gimnasio con respecto al entrenamiento personal es la posibilidad de ir acompañada, con amigas, por ejemplo. Esto es un arma de doble filo. "Muchas veces, ir acompañada al gimnasio supone una gran motivación para empezar pero con el tiempo esos acompañantes pueden ser un lastre. Si te despistan de lo importante que es cambiar de actitud y mejorar, más vale sola que mal acompañada", concluye el entrenador y formador de entrenadores.

Argumentos a favor del entrenamiento personal
La principal ventaja de un entrenador personal competente (hagamos énfasis en lo de 'competente') es que ofrece mayores garantías de éxito con menor riesgo de lesión. Y nos preguntamos: ¿qué es un entrenador competente? "Aquel capaz de valorar las articulaciones en tantos planos de movimiento como estas cuenten", explica Flórez. Pero no sólo eso. También, según nos cuenta el experto, ha de ser capaz de progresar de forma adecuada para evitar las zonas de estancamiento y que se siga mejorando. Gradúa de forma eficaz la intensidad de cada entrenamiento para llevarlo a la zona de mejora máxima. "Es decir, que si un entrenamiento te provoca unas agujetas mortales durante varios días es muy probable que ese entrenador no sepa sacar lo mejor de ti y pretenda que rindas más de lo que eres capaz", advierte. Y también está la motivación, parte muy importante del éxito, aunque muchas veces depende más de las habilidades sociales del entrenador que de las técnicas que conoce y desarrolla durante la clase. Contar con un entrenador competente hace que trabajes a la intensidad correcta en cada serie, en cada de repetición de cada ejercicio. Él puede enseñarte la ejecución correcta del mismo y debe cambiar la exigencia o dificultad según llegas a tu niveles de cansancio para que no te lesiones. Todas estas virtudes no se adquieren al azar. El profesional que se ofrece como entrenador debe avalarlas. "Como ex formador de entrenadores personales del American Council on Exercise", afirma Marcos, "me atrevo a decir que un porcentaje alto de entrenadores personales en España no cuentan ni con la formación ni con la experiencia adecuada para valorar la condición física de forma individual y tampoco para prescribir programas personales de ejercicio". Por lo visto, siempre ha existido este problema, pero con el fenómeno HIIT se ha incrementado. Las formaciones continuas se basan en ejercicios globales que pasan por alto las cualidades personales, justo lo contrario de lo que necesita este tipo de entrenamiento. "Sobretodo está ocurriendo con gestos que viene de la halterofilia como las arrancadas o dos tiempos, gestos muy complejos que requieren años de aprendizaje a los deportistas y que los sedentarios hacen como pueden, a base de compensaciones y con el riesgo constante de lesión", apunta.

Moraleja: aunque resulte tentador viendo los cuerpos de sus alumnas, si te decides por contratar un entrenador, no te fijes en su número de "followers". Pídele referencias de formación, de experiencia, de otros alumnos y compruébalas. "Piensa que tu salud está en riesgo", advierte. Y si te decides por un gimnasio, márcate una pauta y respétala. Piensa que el primer mes es el más difícil, pero mantén una idea clara: el ejercicio engancha.