Alerta roja: las peores dietas para adelgazar
Ya lo advierte el Ministerio de Sanidad: las dietas milagro son un riesgo para la salud. Anuncian una rápida pérdida de peso sin esfuerzo cuando esto, ya se sabe, es pan para hoy y hambre para mañana.
Decimos que las dietas que prometen pérdidas de peso rápidas y sin esfuerzo no existen (o son pan para hoy y hambre para mañana) porque, para empezar, sí constituyen un gran esfuerzo, a veces titánico, debido a las restricciones o incluso al ayuno que exigen. Segundo, porque el peso perdido se recupera rápidamente dejando a su paso daños sobre algunos órganos vitales, sobre todo el riñón y el hígado.
Semi-ayunar = efecto rebote
Los expertos en nutrición están de acuerdo: ante cualquier situación de semiayuno, el organismo reacciona compensando la falta de energía recibida con un aumento de la destrucción de las proteínas corporales, como fuente alternativa de energía, lo que provoca una pérdida de masa muscular y, consecuentemente, gran flacidez que luego es difícil de paliar. Otra de las desventajas de las dietas milagro es el archimencionado efecto 'rebote'. Las dietas muy restrictivas favorecen una recuperación muy rápida del peso perdido y este ir y venir de la aguja de la báscula, a la larga se asocia a un incremento del riesgo de enfermar. La explicación del efecto yo-yó es que el semiayuno ponen en marcha potentes mecanismos neuroendocrinos que se oponen a la pérdida de peso: mayor eficacia metabólica, ahorro energético e incremento del apetito, que conducen a una rápida recuperación del peso perdido en cuanto se vuelve a comer 'normal' (encima se recupera a base de tejido graso).
En resumen, el Ministerio de Sanidad deja claro que las dietas muy restrictivas, muy bajas en calorías, aunque consiguen que el peso disminuya a corto plazo, constituyen un riesgo inaceptable para la salud porque pueden:
1. Agravar el riesgo metabólico de las personas
2. Provocar desnutriciones proteicas y déficit en vitaminas y minerales
3. Desencadenar trastornos del comportamiento alimentario (anorexia y bulimia), de mayor gravedad que el exceso de peso que se pretendía corregir
4. Producir efectos psicológicos negativos
5. Favorecer el efecto rebote
Las peores dietas son las muy restrictivas, que pueden consistir en comer demasiado poco de todo o nada de algún grupo de alimentos. Cuando se deja de ingresar lo mínimo necesario, como es el caso de la dieta de la Buchinger, el ayuno con sirope de arce, etc. se genera un efecto rebote que se traduce en un aumento de masa grasa y pérdida de masa muscular. El cuerpo adapta el metabolismo a esa disminución drástica de la ingesta energética y comienza a bajar el gasto energético.
A veces, se come suficiente cantidad, pero suprimiendo grupos de alimentos. También es nocivo. Tanto las dietas que suprimen las grasas por completo como las que no permiten comer hidratos de carbono son poco recomendables. Las llamadas 'hiperproteicas', sobre todo cuando se hacen sin vigilancia médica, pueden producir una sobrecarga renal y hepática muy importante. No deben prolongarse mucho tiempo y, de ninguna forma, abandonarse sin una fase de readaptación a la alimentación normal. Las dietas cetogénicas, ricas en grasas, también pueden ser peligrosas sin vigilancia médica y prolongadas en el tiempo porque pueden producir graves alteraciones en el metabolismo (acidosis, cetosis, aumento de colesterol sanguíneo, etc.).
Las peores dietas de las famosas
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