Están por todas partes, como lo hicieron en su momento las tiendas de cigarrillos de vapor o las yogurterías. La tecnología de electromusculación, biotrajes, chalecos de entrenamiento, o como cada centro quiera denominarlo, han visto en la prisa que nos consume (y el deseo de un cuerpo 10 sin demasiado esfuerzo) el negocio del siglo. Por si todo esto te está sonando a chino, aclaro que el electrofitness es un sistema de electroestimulación integral, capaz de contraer 350 músculos a la vez, trabajando sobre la fibra muscular y provocando la contracción simultánea de la musculatura agonista y antagonista, lo que se traduce en un tipo de entrenamiento activo y mucho más efectivo en tiempo real que un entrenamiento convencional. Para llevarlo a cabo, que no podrá ser más de 20 minutos al día, tres días a la semana, el cliente irá equipado con un chaleco que se ajusta perfectamente al cuerpo y unas cinchas ancladas a las extremidades, los cuales llevan una serie de electrodos que son los que distribuyen las descargas y generan la contracción muscular. Los centros de prestigio saben que cada entrenamiento lo diseña en exclusiva para cada cliente un entrenador personal, según la morfología, los hábitos de vida y los objetivos del cliente. Si bien es cierto que muchos profesionales acreditados del sector del entrenamiento lo dan por bueno, controlando bien su uso, otros no están tan de acuerdo. La principal discusión es que no se puede dejar al cliente que, libremente, elija cómo complementar este entrenamiento. Porque he aquí el quid de la cuestión. Lo mejor de la estimulación muscular por corrientes es que permite seguir con la rutina de entrenamiento normal y su gran ventaja es que ayuda a acelerar la consecución de los objetivos, consiguiendo tonificar, elevar glúteos y pectorales, reducir la flacidez y mitigar la celulitis. Su principal defecto es, precisamente, ese mismo. Que los sedentarios que lo prueban se quedan tan satisfechos con los resultados que van obteniendo que se olvidan que es un complemento a lo demás.

Uno en cada esquina
Pero no todos los entrenadores son iguales ni todos los clientes hacen caso de lo que se les recomienda. Como decía, los centros de electrofitness son las nuevas tiendas de vapeo y eso trae consigo el intrusismo y la falta de rigurosidad en el manejo de esta tecnología que no es en absoluto inocua. En general, las opiniones respecto al biotraje son numerosas y variadas, pero todos los que lo han probado coinciden en el buen resultado en cuanto al aumento de la tonificación muscular, y en la pérdida de grasa superficial y más profunda, una mayor fuerza, velocidad, resistencia e incluso definición muscular. Para saber cuál podría ser la cara B de este tipo de entrenamiento, escuchamos al entrenador deportivo y licenciado en ciencias del deporte, Luís Guevara, asesor de la empresa AQ8 System, fabricante de este tipo de tecnología: "Ante todo, hay que ser precavidos y estar atentos a los criterios de exclusión y a los factores de seguridad con estos equipamientos". Es decir, que no es para todos o, al menos, no para todos siempre.

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Pero primero, contextualicemos. Desde este verano, se han escuchado en las noticias opiniones que alertan sobre un posible riesgo de daños vinculados con el aumento de CPK (creatina-fosfocinasa, el marcador de daño muscular) después de entrenar con el chaleco. "Los que participamos en el uso de este tipo de dispositivos somos conscientes de que la intensidad con que trabajamos no había existido hasta ahora. Debido a este aumento notable de emisión de ondas eléctricas controladas, se pueden obtener los mismos resultados en pocas sesiones de poca duración (20 a 25 minutos), que acudiendo al gimnasio una hora cada día durante varios meses", apunta Guevara. Y explica: "Existe un solo caso registrado en Alemania, de una mujer sedentaria y edad avanzada y con antecedentes de miopatía, que sufrió una aumento considerable de CPK y fuertes dolores musculares, recuperando todas sus condiciones físicas previas, once días después. Pero es el único caso reportado. Ahora bien, se deben seguir una serie de pautas obligatoriamente, para evitar problemas". Así que, antes de comprarte un bono de electrofitness, atención a estas pautas: primero, que ésta no sea la única fuente de actividad física. Se recomienda caminar, correr, montar en bicicleta o nadar. Segundo, no intentes beberte el mar de un trago. Por mucha caña que te quieras meter, recuerda que es innegociable que la intensidad y parámetros que se establecen (frecuencia, profundidad o tiempos) estén siempre en sintonía con tu capacidad física de resistencia y recuperación. Una cosa importante: si durante las 72 horas siguientes a la primera sesión observas síntomas como orina más oscura de lo normal o dolores internos inexplicables, acude de inmediato al médico. Y, por último, ten claro que la electromusculación está contraindicada como única fuente de actividad física en individuos sedentarios o sin una experiencia previa en entrenamientos de fuerza.