Existe un tipo de paciente al que los nutricionistas llaman de temporada, que acude a la consulta con el objetivo de alcanzar un peso que le acerca a su ideal estético. La presión del verano, con su biquini y sus tirantes, sumada a la perenne tiranía del culto al cuerpo les hace buscar un milagro frente a la báscula. "Generalmente son pacientes que combinan la nutrición y los tratamientos de estética para conseguir los máximos resultados. Con ellos hay que pararse y explicarles -observando su realidad- hasta dónde se puede llegar con una alimentación saludable", explica Itziar Digón, dietista y coach nutricional. Esos suelen ponerse a dieta, como su nombre indica, de cara a estar espectaculares con toda la piel al descubierto. Saben el esfuerzo que requiere y no lo dejan para el último momento, ni se abanadonan del todo mientras viven cubiertos de ropa. También existe el paciente concienciado con su salud, que valora la estética pero también se entiende cómo único responsable de su alimentación y de su círculo de la salud. "Este tipo de mujer acude a consulta de forma menos recurrente pero más prolongada durante el año. Generalmente también incluye la actividad física como estilo de vida -y no tanto como una obligación-", abunda Digón. Éstas no suelen encontrarse con una sorpresa que deben resolver con dieta express.

El ciclo de las dietas

Pero la cruda realidad es que hay muchas mujeres (y tantos hombres) que observan el ciclo marzo-septiembre como el de las dietas porque ven el periodo como una carrera de obstáculos donde hay que superar: la escapada de Semana Santa, la retirada de medias y mangas, la boda de la amiga, la primera fiesta del verano y, por supuesto, el temido bikini. Después, además, pretenden quitarse en una semana todas las copas y aperitivos de las vacaciones de verano. Buscan, una vez más, un milagro. Pero, claro, milagros... a Lourdes. Y cambios de cuerpo en unas pocas semanas, ninguno. Sobre todo, ninguno que no ponga en riesgo la salud, tanto física como psicológica. Los expertos ya no saben cómo explicarlo para que se les entienda y se les dé crédito: "No debemos ver las dietas de adelgazamiento como un esfuerzo puntual, sino como un cambio de hábitos a largo plazo que suponga una acumulación de pequeños esfuerzos progresivos", explica Victoria Fagúndez, dietista-nutricionista y master en obesidad. Y añade: "De nada sirve comenzar operación bikini en mayo para perder seis kilos si esto supone hacer grandes restricciones -tanto calóricas como de alimentos- durante un tiempo y, después, volver a cometer los mismos errores de antes de la dieta y volver a engordar". Y digo yo: volver a hacer dieta en septiembre porque tienes una boda y en vacaciones te has puesto fina. "Este tipo de dietas para eventos puntuales suelen terminar como la pescadilla que se muerde la cola", subraya la experta. Porque es realmente en este escenario semestral donde las dietas flash/milagro/express se lucen lo más grande. "Ya existen estudios científicos que confirman que se tiende a recuperar más peso del que partimos antes de comenzar dietas tan restrictivas y milagrosas", cocluye. El objetivo de la cuestión debe ser que la dieta que hagas en marzo ya sea la última. La que te enseñe a comer para no tener que volver a hacer dieta antes de verano ni después de vacaciones.

Aprende la lección

El gran problema del ir y venir de dietas es, precisamente eso: llamarlas dieta para la boda, para el verano, para la fiesta. "Considerar la dieta como un paréntesis e iniciar una dieta para obtener un resultado y luego abandonarla para seguir con lo que hacíamos antes. Esto nos llevará inevitablemente a recuperar de nuevo todo el peso perdido. Para romper este círculo vicioso, lo importante es plantearse un cambio de alimentación que te permita bajar de peso pero que te haga disfrutar y que quieras mantener toda la vida. No para mantenerte delgada, sino porque realmente te gusta y disfrutas comiendo así. Para hacerlo, debes aprender a organizarte para tener la comida adecuada en casa y no pasarte el día en la cocina. Es importante investigar y probar nuevas recetas y alimentos. Te aseguro que comer sano puede ser mucho más sabroso y divertido de lo que te imaginas", recomienda Anabel Fernández, dietista-nutricionista y autora de un blog de nutrición (anabelfernandez.es).