15 perfumes realmente originales
Cuando un nariz consigue embotellar una idea nunca antes explorada, se puede considerar que ha triunfado. He aquí una selección de perfumes de los que nadie dirá que recuerdan 'a otro'.
Cada vez que cae en mis manos un dossier de prensa y leo que un perfume huele a cóctel de vodka con naranja (¿Hola? El vodka no huele...), a camiseta de algodón egipcio o a asfalto mojado de Nueva York, entro en un estado a medio camino entre la risa floja y la estupefacción del que los magos del marketing no consiguen sacarme desde hace quince años. Ahora bien, ¿me puedo estar pasando de lista? Probablemente. Porque, por poner sólo un ejemplo, resulta que se puede reproducir el olor de un bolso Miss Dior. Todo depende de lo que haya dentro. Porque si, como hizo François Demachy, metes unos caramelos y una barra de labios clásica al lado del paquete de tabaco, y esas notas olfativas las sumas a la más que clásica del cuero, usada en perfumería desde tiempos inmemoriales, te da como resultado una fragancia es-pec-ta-cu-lar que Dior vende con el nombre de Cuir Cannage en su colección más exclusiva.
El mérito de crear (sin copiar)
Con ingredientes naturales, aunque también -y sobre todo- sintéticos, se abre todo un mundo de posibilidades para recrear aromas distintos, provenientes de lo que nos rodea y que, en ocasiones, hace que nos sintamos mejor perfumadas que sin perfumar. El aroma avainillado de un pastel, las notas acres de la marihuana, un campo de hierba recién cortada, la madera ardiendo en la chimenea, el detergente con el que has lavado las sábanas... Los beneficios de un perfume están claros: su fragancia tiene que enamorarte y hacerte un poco dependiente de ella por lo bien que acompaña tu día a día. Por eso, pirotecnias del marketing aparte, es bueno que los perfumistas se rompan la cabeza y la nariz creando alquimias con las que, además de seducir y acompañar tu paso, te permitan soñar.
En este reto, por desgracia, cada vez más la falta de imaginación o de recursos hace de este mercado un campo minado para los que saben valorar algo realmente original. En los corrillos del mundo de la belleza ya se sabe: hay fragancias que se han copiado hasta la extenuación y sin disimulo alguno. Eau de Rochas, Eternity de Calvin Klein o Duende de Jesús del Pozo son solo algunos ejemplos de creaciones que, tras el mérito obtenido por su creador, se adivinan en otras que plagan la faceta más comercial del mercado perfumístico. Otras, en cambio, parecen IRREPRODUCIBLES. Clásicos como Opium de Yves Saint Laurent, Eau de Courrèges, Aromatics Elixir de Clinique, Trésor de Lancôme, han escapado a las garras del plagiador y siguen siendo fáciles de reconocer en cualquier momento desde hace años.
He aquí una selección de otros perfumes menos conocidos y realmente originales que harán las delicias de los que buscan lo más exclusivo y diferente.
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